martes, 26 de diciembre de 2017

BALLESTÍA, TRANCE AGÓNICO DE LA PALABRA






Antonio Trujillo escribe la palabra breve. Pretende, tal como Holderlin, que su palabra sea sagrada. No toda palabra vale. ¿Con qué derecho –pregunta el poeta- hacemos surgir otra palabra distinta, de un bosque que tiene la suya propia? ¿Con qué derecho la tala y el desierto creado, para una nueva palabra? Sólo si de Dios es –responde. De ahí el temor sagrado, o la página en blanco, reliquia adorable.

Antonio proclama su arte poético: este no estriba en la forma, en los recursos literarios, ni siquiera en la precisión de la palabra o el ritmo musical, sino en lo sagrado de la palabra, en su trasunto de sueño, de visión celeste, en su vuelo de pájaro.

La obra Ballestía expresa una y otra vez la agonía –en el más estricto sentido etimológico- de la palabra. En su mismo nacer es ya agónica, duélica. El uso abundante de las expresiones condicionales, las preguntas que se desgranan a lo largo del poemario, la presencia de la luz y la sombra, la astilla que perturba, la página en blanco retadora, e incluso las breves narrativas (el hombre arando con sus bueyes, o la anciana que visita el cementerio el día de los difuntos), concurren todos al tono épico que permea el texto final.

El uso del si… condicional en los versos de Ballestía

Los frecuentes condicionales, hasta en 18 ocasiones aparece el “si…”, son clara muestra de la agonía de la palabra. ¿Cuál es la palabra apropiada, su tiempo justo? Para escribir lo impropio es preferible no escribir, con más razón cuando la técnica de la escritura queda asociada, por la impresión y publicación de los textos, a la muerte del árbol. 
Si para escribir algo / un árbol debe morir // prefiero la letra / invisible de Crátilo
La pregunta retórica de Dios, que establece una duda radical, ética, sobre todo acto de escribir, 
Si Dios / pregunta // por sus bosques // dile que no estamos, 
inmediatamente remite al texto judeocristiano sagrado en el que Dios pregunta a Caín por su hermano asesinado (Gn 4, 9). El escritor se ha vuelto un matador inconfeso y su respuesta es evasiva, como la de Caín en el relato referido; más aún que la de Caín quien responde con orgullo: ¿soy acaso guardián de mi hermano?, pues aquí el sujeto poético ni hace frente siquiera al Dios interlocutor, sino que envía un tercero -el posible lector- para que hable por él: dile que no estamos.

Si el escritor se ofende por la imperfección, o el vacío de la página en blanco, y fuerza el texto, se convierte en simple escriba, contratado para el oficio. 
El escriba… // …se ofende // si un pájaro / roza la astilla
y vuelve / si el vacío // nunca te ofende
Si habla de sí como en un vaciarse, no es la suya palabra sagrada. Es preferible el silencio.
Si habla / y te nombras // no es palabra de Dios
 y si el deseo / de vaciarte // te persigue / amuralla el verbo
Ahora bien, si alguna luz o lumbre de la tierra se hace presente, en el sueño o en la página blanca, es la hora de la palabra. 

Si en ese desierto… // se ilumina / una pequeña atarjea // es cierto
…y si alguien hiere / esta lumbre de la tierra // devuelve la palabra
Si el sueño / ofrece una palabra // no permitas / que te abandone… // si algo de ella / vive en esta // reliquia blanca 
La naturaleza, nubes o flor, impone su verbo:
Si los loros / crecen en las nubes…
Si la flor habita… 
La pretensión de estos condicionales que ratifican la palabra vital, no es la de agotar el lugar poético originario, sino apuntar apenas algunos inicios de certidumbre, algunas claridades que permitan abrir el sello de lo sagrado.

Holderlin y Trujillo

Siguiendo con el estudio de estos versos en condicional de Antonio Trujillo, acudo a Holderlin y a sus poemas Patmos, En las fuentes del Danubio y Como cuando en día festivo… de su obra Cánticos. El mito como lenguaje adecuado para el abordaje de la poesía se hace presente notoriamente en el poeta alemán. Los dioses, el Oriente, los ríos y montañas, la naturaleza sagrada... transen sus poemas. Iluminación, presencia de lo sagrado, arrebato y lucha están aquí. La iluminación (iluminación y lumbre ya citadas en Trujillo) en Holderlin está presente en el sol que alumbra a los poetas:
Pero ahora apunta el día / se ha encendido el fuego en las almas de los poetas.
La llamada del Dios, desde el sueño (es el sueño que ofrece la palabra al poeta, en Trujillo), desde lo otro sagrado, acontece al Vidente del Apocalipsis, en Patmos:
… un genio… / me raptó / de mi propia casa
…nos llegó la palabra de Oriente / y escuché / oh Asia, tu eco…
La dificultad y el peligro del acceso a lo sagrado (Trujillo señala igualmente condiciones que no permiten captar el dios, según se ha visto) se expresan en los versos iniciales de Patmos:
…es difícil de captar el Dios, / pero donde hay peligro crece / también lo salvador…
Lo Sagrado es proclamado por Holderlin en la Naturaleza (en Antonio Trujillo son sagrados el árbol, la nube, el pájaro, la luz o la flor):
Te damos nombre nosotros, que lo sagrado precisamos, a Ti te nombramos/ ¡Naturaleza!
Tras estos breves apuntes, la lectura de los Cánticos de Holderlin, y su retorno al mito, se propone como un ejercicio provechoso de aproximación referencial a los poemas de Ballestía.

Tallar el verbo

Finalmente me refiero a la notable metáfora de la talla en Ballestía, como acto sagrado, referida a la escritura:
Si un ser inocente // pobre de Dios // talla su verbo…
He aquí la continuidad de esta obra suya con otra más antigua: Taller de cedro. De taller de cedro a tallar el verbo no hay salto. Que todo es uno para el discípulo y habitante del Misterio. La talla se muestra así presente en toda la obra de Antonio, marcada por su propia vida de artesano y poeta.

Comentando Taller de cedro, escribí: 
Se sufre con el árbol, se ha visto la injusticia, el drama del bosque desolado, la desigualdad de la lucha del hacha con el hombre. 
jamás estaremos a mano / en los vacíos del bosque //
ese dolor del cielo / te persigue hasta el fondo //
quien labra / vislumbra el universo
Similar injusticia se describe en Ballestía, obra para la que el centro de atención -y del sufrimiento creador- se desplaza a la escritura, como ejercicio humano de nueva talla.

Foto tomada de: http://piedragranizoambar.blogspot.com/2015/02/a.html

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