jueves, 20 de julio de 2017

Sobre Un libro de Rodolfo Iliackwood,de Balza

“…hería la súbita comprensión de que desde el comienzo, únicamente había estado leyendo la misma cosa”.


A vueltas con Balza y el acercamiento hermenéutico a los textos. La mirada aquí, sin embargo, es diferente –en parte- a la que propuse con relación a “Gato disperso”. No se trata, como entonces, de realizar un recorrido de ida y vuelta: de la vida a los textos y de los textos a la vida.

En el relato al que aquí hago referencia, “Un libro de Rodolfo Iliackwood”, el narrador pone una tesis audaz en palabras del “crítico literario” que irrumpe en el texto: “…hería la súbita comprensión de que desde el comienzo, únicamente había estado leyendo la misma cosa”. No se trata propiamente de la misma historia contada de diferentes modos. Es el lector –en ejercicio hermenéutico- quien asigna unidad a los hechos dispersos en el tiempo. Unos y otros hechos son atrapados por él bajo el mismo código de interpretación. Así sucede con los seis personajes del cuaderno de Roberto Iliackwood, con la muerte del autor del cuaderno, con la muerte del guerrillero peruano Javier Heraud, y con la del compañero estudiante Juan Ramón Sanz. Para el lector primero del cuaderno y cronista de los sucesos, las seis historias ficticias, más las tres reales, no son sino una y la misma historia repetida. Al morir Juan Ramón, Roberto “ha vuelto a morir con él”. No soy el primero en señalar cierto matiz borgiano en esta visión circular, repetitiva o especular. Ha dicho José Manuel González Álvarez:
El abocamiento irreductible a la literatura remite con claridad a Borges, a quien Balza parece homenajear igualmente en “Un libro de Rodolfo Iliackwood”, ficción constituida por una póstuma reseña ficticia sobre un escritor inexistente.
Aunque igualmente podría señalarse el giño a Cien años de soledad, con los Buendía una y otra vez repetidos en su historia y sus batallas. 

Pero la posibilidad de lectura de los cuadernos e historias de rebeldes no es unívoca. Otro lector, Juan Ramón Sanz (JRS), toma el texto para sí, lo hace propio, único, y reta al anterior lector a aprender este otro modo de leer: “me dijo que de ahí debería dedicarme a aprender”. ¿Podría interpretarse esto como una proclama anti-borgiana? ¿Se estarían planteando aquí la tesis y la antítesis de la escritura socio-política? Tesis: todo texto político no hace sino repetir lo de siempre. Antítesis: cuando el texto político va acompañado por el compromiso vital se hace nuevo. ¿Se estaría aquí diciendo una doble palabra sobre la escritura? Junto a una perspectiva apolítica juguetona con laberintos y espejos, que parece ser la del narrador final, aparece la mirada más sociopolítica de Rodolfo, Javier y Ramón. ¿Dónde se sitúa Balza, el autor del ejercicio narrativo? ¿Cómo leemos el texto hoy? La apertura hermenéutica del texto y su polivalencia –así dijo Bajtin- escapa incluso a la pretensión de cerrarlo –supuesto negado: si la hubiera- por parte del mismo autor.

Ahondando en el enfoque: si hay diversos acercamientos posibles, ¿habrá alguno más verdadero? Leí recientemente una novela –pido escusas por la reducción- de Jorge Amado, Los viejos marineros, en la que también se plantea este asunto de la verdad, de modo muy simpático. El capitán de altura Vasco Moscoso de Aragón ¿lo es realmente?, ¿o todas sus historias son mentira falaz? ¿Cuál de las muertes de Quincas Berro Dagua fue la verdadera? La película Rashamon, de Akiro Kurosawa, plantea esta misma temática desde la óptica cinematográfica: ¿cuál de las historias presentadas es la verdadera? No hay una respuesta final. Cada versión de los hechos corresponde al acercamiento de cada uno de los sujetos. Jorge Amado –a través de uno de sus narradores- se pregunta por una moraleja que pueda extraerse de esas historias: 
¿Está la verdad en eso que sucede todos los días, en los acontecimientos cotidianos, en la mezquindad y chatez de la vida de la inmensa mayoría de los hombres, o reside la verdad en el sueño que nos es dado para huir de nuestra triste condición?…. ¿Dónde está la verdad? Díganmelo, por favor: ¿en la pequeña realidad de cada uno o en el inmenso sueño del hombre?
Gustavo Guerrero ha escrito, a propósito de los personajes de Balza:
De ahí que la verdad de cada uno sea irreductible…. ¿Cómo adivinar las formas de un sino en las historias de “La mujer porosa”, de la “Carta a Tlilt” y de “Un libro de Roberto Iliackwood”?
En línea de lo que se mostró en relación con “Gato disperso”, el ejercicio narrativo de Balza permite una reconstrucción cronológica de los hechos que cumpliría el siguiente itinerario:

1 Estadía de Roberto Iliackwood (RI)en San Rafael (1952)
2 Entrega del cuaderno (con 6 relatos)
3 Prisión en una de las islas del Orinoco
4 Muerte de RI (1953)
5 Lectura del cuaderno (1962)
6 Muerte de Javier Heraud (1963)
7 Desapropiación del cuaderno por JRS (1963)
9 Segunda lectura del cuaderno
8 Muerte de Juan Ramón Sanz (1964)
9 Cartelera informativa universitaria (1964)
10 Relato final (1964)

Narrativamente, sin embargo, el orden es otro. Hay tres “detonantes narrativos” (la muerte de un compañero de estudios, la recuperación y lectura de un cuaderno de relatos, la información leída en una cartelera universitaria). Cada uno de ellos –primero y último confluyentes- abre diversos modos de narrar: crónica, ensayo o relato total, y se muestra al lector en diversos formatos: cuaderno, cartelera, libro, página web o blog. 

1 Primer detonante narrativo: Muerte de JRS. 
  • CRÓNICA 1: 
  • a) Hacia atrás: Evocación de la muerte de RI. Prisión de RI y muerte.
  • b) Más atrás: Origen probable de RI. Estadía de RI en San Rafael. Entrega del cuaderno.
2 Segundo detonante narrativo (años después): Recuperación y lectura del cuaderno.
  • ENSAYO: Crítica y teoría literaria. Evocación de muerte de JH y crítica literaria del cuaderno.
  • CRÓNICA 2: Entrega del cuaderno a JRS (1963) y muerte de JRS.
3 Detonante narrativo originario: CARTELERA INFORMATIVA UNIVERSITARIA (1964)
  • RELATO TOTAL
A la vista de esta estructura se puede preguntar: ¿cómo se construye el texto final, a partir los manejos temporales y los diversos géneros literarios presentes, retazos de vidas contadas? Respecto al tiempo en los ejercicios narrativos de Balza, Armando Navarro escribe con precisión: 
En primera instancia, la linealidad narrativa resulta inútil; el patrón estructurante rompe la linealidad y el texto se va erigiendo en forma fragmentaria para ubicarse en diversos tiempos y espacios que interactúan en relaciones próximas o remotas. En segundo lugar, el escritor se propone aprehender una estructura activando sus aristas creativas y, en consecuencia, una vez concretizada la escritura, la misma requiere de un lector cuya competencia supere la de aquel quien afronta la literatura cotidiana.
Respecto a los diversos géneros, se puede apreciar que una parte importante del relato al que se refiere este ensayo la constituye la crónica de la estadía de RI en San Rafael, su prisión y muerte. Empezando por su trágico final, se retoma la historia de su cotidianidad rural para concentrarse en su actividad literaria. Son tres acercamientos circulares, en progresión, a este personaje protagonista de la historia. La crónica parece anclada en memorias de infancia. Mireya Margarita Vázquez Tortolero lo ha dicho así:
“Un libro de Rodolfo Iliackwood” también es un recuerdo infantil. Este personaje de nombre ficticio, existió en el Delta y murió allí. Un extraño personaje un poco loco, perseguido por la Seguridad Nacional. En este cuento, Balza revive sucesos de la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez: injusticia social, persecución política, guerrillera, muerte.
El ensayo sobre los cuadernos de RI constituye otra importante sección. A veces, en sus relatos, Balza utiliza la teoría como un acto de reflexión. 
En esos relatos, de una u otra forma se teoriza acerca de la escritura como acto y como proceso. En "Un libro de Rodolfo Iliackwood”, vemos que el personaje es escritor (Mireya Margarita Vázquez Tortolero). 
Y aquí se lee, dentro del relato, la proclama tan frecuentemente citada por los comentaristas de Balza: 
El acto inteligente que implica la denuncia de injusticia social, el paralelismo imprescindible entre forma y contenido, y la evidencia de que la capacidad creadora es máxima cuando se sabe que la situación no admite retardo.
Proclama que está en consonancia con la opinión de JRS sobre los relatos del cuaderno, pero que supone un contrapunto a la actitud del lector y cronista final que no se tomó demasiado en serio el cuaderno (y hasta esperó 9 años para leerlo).

Una segunda crónica, abierta desde el primer párrafo del texto, refiere los encuentros con JRS y su muerte violenta. Como texto que fundamenta esta segunda crónica está la noticia de sucesos colocada en una cartelera informativa universitaria.

Crónicas, ensayo y noticia de prensa publicada en cartelera conformarán serán retomados en el relato total, el ejercicio narrativo, de autoría balziana. ¿Qué estamos leyendo, cuando nos apropiamos de este relato? ¿Leemos crónicas de luchas guerrilleras? ¿nos situamos como estudiantes ante las carteleras informativas? ¿o somos los críticos literarios que nos reconocemos en las teorías planteadas? ¿es necesario escindirse, para leer, hurgando en los mini-relatos dentro del relato?

Y más se puede preguntar. ¿Quiénes son los narradores de este ejercicio? ¿Acaso un cronista, que rescata los hechos? ¿O el ensayista, que plantea su teoría de ética y estética literaria? ¿O es un narrador novedoso que pretende presentar un texto total? Armando Navarro ha dicho que:
En la narrativa de Balza interactúan lo imaginario y lo técnico en juego dinámico que abarca la concepción del texto, la determinación consciente de su estructura y las estrategias requeridas para proponerlo al lector. 
¿Cómo proyectó sus relatos el autor del cuaderno, que parece repetir la historia de sus personajes? ¿Cómo recibieron las historia de los cuadernos sus primeros lectores: el segundo lector, que sigue la misma ruta; o el primer lector que parece distanciarse de tales historias?

Me parece simplista una mirada sobre el texto que lo arrastra al posicionamiento político en la coyuntura actual venezolana desde la supuesta evolución del pensamiento socio-político del autor (se asiste a un intento de esto en Silvia Cordoliani). Una mirada más amplia invita a seguir lanzándolo a sus múltiples vías de acceso; aquellas que permiten seguir disfrutando de todo buen texto como éste. 



miércoles, 12 de julio de 2017

Sobre Gato disperso, de J. Balza


Gato muy disperso

A J. Balza


Grabo en mi celular. Amanecí con una idea obsesiva. Debía poner en claro aquellas notas garabateadas en la sala de espera del terminal de transporte y archivadas en la carpeta de papeles por revisar hará cosa de dos años. 

Las busqué y allí estaban. Mantenían la frescura de lo espontáneo junto con una confusa intuición que hoy me proponía decodificar. El relato “Gato disperso” había despertado en mí una curiosidad inusual y me había empujado a ponerle nombre a algunas de sus dispersiones. Continúo mi grabación a partir de aquel primer ejercicio nominatorio. 

Descubro en el texto un primer recorrido que va del narrador al amigo escritor, y de éste a la historia de una muchacha con gato –llamémosla así. El desplazamiento ocurre con un orden: del texto a la historia que lo generó. Así: Narrador à Amigo escritor à Historia de la chica con gato. Es la secuencia final del texto con el que me encontré: el narrador evoca al amigo, y tras el amigo aparece la muchacha.

El recorrido inverso va de los hechos al texto, según un orden cronológico que pone de manifiesto el proceso de producción literaria: en primer lugar, está la historia de la muchacha; el amigo escritor la recoge en una especie de crónica de sucesos, con la particularidad de que al escribir se hace partícipe de la historia involucrándose en ella; la crónica generada la guarda por años, hasta que decide contársela en una carta a su amigo -el narrador del relato en cuestión-, quien, finalmente, la ofrece a modo de ejercicio narrativo.

Un esquema ayuda a la comprensión de lo que voy estableciendo:

FORMA TEXTUAL (Historia)à    Crónica           à        Carta à                  Ejercicio narrativo
NARRADOR           (hechos) à     amigo escritor  à       amigo escritor à       narrador final             

En resumen, puede establecerse un doble recorrido: desde el texto a la historia o de los hechos al texto, siguiendo bien sea la secuencia del relato o el orden temporal. 

Echando una mirada amplia a cuanto voy diciendo no se puede dejar de plantear el asunto hermenéutico en cuanto práctica dialógica entre los textos producidos –a lo largo de estos recorridos- y los respectivos lectores –de la vida y de los textos-. 

El primer ejercicio hermenéutico se realiza ante los hechos ocurridos. ¿Qué sucedió realmente? Los detalles se nos escapan, pues llegan mediados por una cadena de textos y re-lecturas. El amigo escritor recoge los hechos fundamentales en una especie de crónica. ¿Cómo los interpretó? ¿Cuál era su interés al recogerlos? ¿Quería mostrar alguna verdad oculta o, tal vez, contarse a sí mismo los afectos que la muchacha despertaba? ¿Qué características asignó a cada uno de los personajes –la abuela, el nieto y la nieta, el propio escritor- en el relato? ¿Qué papel jugó para él lo mágico, lo real maravilloso, lo misterioso –o cualquier otro atributo con el que quiera uno referirse al gato aparecido el día del enterramiento-? ¿Cómo signó el relato la honda impresión que en él causó la muchacha?

El asunto es, que al cabo del tiempo el relato es transformado. Ahora toma forma de carta, con el obvio deseo de compartir lo escrito con un destinatario. Pero de nuevo surgen las preguntas. ¿Cómo leyó la crónica el propio autor tras los años transcurridos? ¿Qué novedades encontró en ella? ¿Cuáles eran los nuevos intereses del escritor al reescribir la historia? Y dado que el destinatario era otro escritor, ¿qué papel jugó entonces lo literario? o ¿se trataba de un sutil deseo de comunicar las cuitas del corazón? 

Finalmente, el lector de la carta realiza un doble movimiento hermenéutico, primero al leerla y luego al proponer un nuevo texto, “ejercicio literario” que transfigura la carta. ¿Cómo recibió la carta el lector? ¿qué intuyó detrás de ella? ¿Había un simple deseo de presentar la relación de unos hechos lejanos, oscuros? ¿o de establecer una relación literaria productiva? ¿o –más allá de eso- abrirse a la confidencia de la amistad? Y al transformar todo aquello en un nuevo relato, ¿qué claves narrativas quiso comunicar el escritor? 

Respondiendo algunas de estas preguntas, el lector actual se adentra en los diversos planos del relato y realiza un ejercicio de lectura fecundo y gratificante. 

Al terminar de grabar estas palabras, las transcribo y ajusto su sintaxis. Es un nuevo relato que publicaré en mi blog. Antes de hacerlo pienso en el Quijote, esa obra maestra en la que ya Cervantes jugaba con los diversos escritores ficcionados (el autor anónimo de los ocho primeros capítulos, Cide Hamete Benengeli, el morisco anónimo que traduce al castellano los manuscritos árabes hallados por el Narrador, los académicos de Argamasilla, autores de los poemas donados al Narrador), así como con los diversos géneros literarios. Y eso me lleva a otro conocido e interesante relato venezolano: Historia de alguien. Pero no me detengo en él. 

Repaso en un flash mis años de acercamiento a la Torah hebrea, en el marco de varios seminarios universitarios y talleres de hermenéutica bíblica popular. Croato, un pensador argentino, dejó bien asentados los análisis de los textos en claves hermenéuticas. En particular, ayudó a descubrir los entretelones y fisuras de los textos, y cómo los nuevos acontecimientos, tales como exilios y reconstrucción del templo de Jerusalén, dejaron una impronta imborrable en su re-escritura. 

Otro escritor norteamericano, Gottwald, puso el acento en las condiciones socio-literarias de producción de las diversas narrativas: los intereses de los escritores y los colectivos a los que pertenecen marcan sus palabras. 

En fin, los filósofos europeos –algo leí en Ricoeur- llevan años ¿o siglos? en eso de dilucidar los asuntos hermenéuticos. El texto y el lector entran en diálogo. Sus realidades no son cerradas y objetivas. Sus horizontes –característicos de la aperturidad que los constituye como entes- se entrecruzan en el ejercicio de leer. Y ambos –texto y lector- quedan en algo transformados. Ni el texto ni el lector serán los mismos.

Vuelvo a una imagen del relato “Gato disperso”: la mezcla de licor y frutas tropicales que el Narrador ofrece (y se ofrece). Es la metáfora de la sabrosa y compleja realidad que constituye la vida que llevamos y los textos que leemos y escribimos. Salud.


Nota: puede leerse 5/7 del relato en https://books.google.co.ve/books?isbn=980002204X, pp. 85 en adelante; y allí encuentras la información bibliográfica.