martes, 29 de septiembre de 2015

Sobre Palomares, El vientecito suave....

Ramón Palomares. El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas

 “Detente, cierzo muerto,
ven, austro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores”.
San Juan de la Cruz. Cántico Espiritual

“El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas” (1969), de Ramón Palomares, es una obra poética en diálogo con el texto bíblico de “El Cantar de los Cantares”, proposición que he podido desarrollar en un ensayo anterior. Aquí presento, en un escrito más breve, esta obra fundamental, aunque poco divulgada, del autor andino. Sin perder la fuerza de lo local, en imágenes y lengua vivas, Palomares desborda la andinidad en una palabra de amor universal.

Agua y fuego: el cosmos y el amor
El amor se expresa en el poema a través de dos elementos cósmicos: el agua y el fuego.
Agua y Fuente son origen del amor. Agua viva y corriente: amor que se da, amor activo, dinámico. Transparencia y nobleza del amor.Has tomado mi carne / y respondió mi Fuente (4). Que podría ser si no / tu pequeña corriente (2; ver 3, 5)
El fuego simboliza el deseo de los amados, la pasión del encuentro. Terrible en la ausencia, y más terrible en la presencia, hasta punto de prenderse, de incendiarse los cuerpos.Y cómo sabe hablar tu fuego (6). Qué terrible es tu boca que me ha dejado huérfana de fuego (10).Y yo prendí tu llama Y se prendieron tu boca y tu cara (4; ver 5,9). El fuego es casi un exceso. Hasta el clamor por ser apagado. Apágame (4). Palomares lo asocia a lo divino en el amor que trasciende; amor hecho rosa, Pájaro: Arde Arde entre las rosas Pájaro divino (8).

Paisaje y naturaleza
Aparece el jardín, lleno de flores, como ambiente natural del amor. Ya las rosas han cuajado sus nácares / se han revelado los jazminales las margaritas / están levantando (1); Te traeré un huerto (7); jardín y huerto nuevo (14, ver 4,5).
Naturaleza humanizada, que toma la palabra, música y verso.La música de las hojas al volar / los versos que dicen la berbería y el / lirio y la madreselva y la cayena (1)
En otros momentos el jardín y la flor se transfiguran, se convierten en amantes: amor ofrecido y amor deseado.Ven jazmín Allégate a mí (4). Al entrar en tus bosques (5). Me llaman el Señor de las Flores (8); entre tus lirios (10).

Olores, sabores, colores y músicas: magia del amor
Y de la naturaleza, pasaa los cuerpos, a la dimensión somática del amor, a su matriz sensitiva. El hablar del cuerpo evoca la lógica de los sentidos: oler, saborear, ver, mirar, escuchar voces y música.
El amor es olores, piel, aire, polen, bálsamos, árboles, talco… (1). Aromas de los campos, del entorno, pero sobre todo casa de aromas, casa del Amor. La nariz se vuelve instrumento de delicia.Llamas blancas que entran por las aletas / de la blanda nariz Aromas porque la casa / del Amor es la casa de los aromas (1).
El cuerpo de la amada es fruto de buen olor, Casa del amor; como casa perfumada ha sido creado.Pero no acabes mi casa sin aromas, Tejedor (6). Con mi cuerpo aromado /…/ se durmió El Cielo (13). Sí, Vendrás / A este… fruto biencriado y / bienoliente (14). Casa-huerto de aromas, perfumes que se ofrecen y que son aspirados. Y aspiré el perfume (13).
Se agregan los sabores: licor y embriagamiento, cereza y mieles. Baja el licor y encanta / con tan finos ardores (1). Yo me embriagué nombrándote (8). Con mi sombra embriagada / se durmió El Cielo (13). Con aire de mieles te contaré (14). Querido / Amado / Bebedor (4). El licor que tú bebes / Licor de Copas Floridas / en tu boca sabe con sabor de cereza (8). Ven Bebe de mí (14).
La luz se relaciona con la transparencia de velos y telas que cubren el cuerpo amado.Y la luz que discurría entre ligerísimos velos (14, ver 3).
Los colores, reflejo de luz, surgen en Vientecito radiantes en la naturaleza.Las margaritas están levantando / con mucho oro y mucho diente de blancor (1; ver 4). Brillo y esplendor están en los amados, aunque en peligro de distanciamiento. Pero tu brillo y mi esplendor se alejan (9).
Amor en canciones, en versos, en conversaciones. Se invita  a afinar el oído para escucharlas en la naturaleza. Son versos que dice el lirio, que proclaman las flores.Canciones de flores música de hojas (1).  Afina el oído Que las ramas conversan (4). Amor en la voz del amado que enamora. Es el sonido de la carne, palabra en el cuerpo del amado. Óyeme y no temas (11). Mis oídos Escuchaban el / sonido de la carne (13). Y te diré con lengua de música (14, ver 2,6, 7, 8).

Hermosura y juego de miradas                                      
La belleza de los amados se contempla. Casi se narra, en metáforas, en recorrido de miradas por los cuerpos. Cadera-lluvia, ventiscas entre las tetas (6), rostro-lluvia, garganta-sueños (8). Tu sonrisa más poderosa que tu bondad (5). Las piedras preciosas son adornos que engalanan y acrecientan la belleza.Todos con / sortijas y piedras (3). Belleza que se evoca como memoria y que al ser recordada se transforma en esperanza más plena.Y un bello recuerdo pero con la belleza de lo que aún no se ha vivido y disfrutado y nos espera (14).
Amor: juego de miradas.Los amantes solicitan ser vistos.Amor Amor Mira (1). En los umbrales estaré Fíjate (2). Vuelve la vista y Mírame (8). O promueven la auto-contemplación.Mírate Mírate sobre el lecho (5).Una mirada de amor cautiva, subyuga, Con los ojos perdidos en el placer (13).

Toque y suavidad
La hermosura de los amados no se reconoce sólo por la mirada. Todos los sentidos la perciben, el tacto la encuentra suave y delicada.Ah delicadeza Ah transparencia (3). Qué hermoso Qué suave y reposado y brioso a la vez! (6). Las acciones de tocar, recorrer, desnudar… están presentes. La mano y la piel aproximan los cuerpos.Y todas las ternezas que tocan la piel (1). Tocaré tu seda (2). Has tomado mi carne (4). Y al bajar con mis manos desde tu garganta (8). Corre las manos entre su talle Desnúdalos (12).

Danza, corriente: movimientos del amor
Movilidad que expresa libertad y gozo, erotismo y plenitud de la relación amorosa. Movimiento ágil, salto, vuelo, modelaje del cuerpo, naturaleza en movimiento: enredaderas, corriente, viajes, caídas, remonte.
Saltaría sobre ti / Que podría ser si no / tu pequeña corriente (2). Las arenas te modelaban… y alrededor una tras otra entreveradas enredaderas Las / muelles y frescas Todas trepadoras / Te hicieron como una corriente… cómo las levantaron / hasta el cielo? (3). Volábamos por el seno de unos árboles / una y otra y otra boca… rodeados por una / sola cabellera (4). Delgadas aletas del postigo se mecían (6). Una lluvia en el lado de mis caderas Una ventisca por mis tetas (6). Sombrearon mi tierra con viajes de los ríos / Remansos y caídas violentas de aguas me pusieron (7). Tienes un sendero de ladrillos… seguía el camino por donde…  ibas protegida del cielo (8). Y vives tú, Amada, como una corriente / que desciende y desciende (12), remontando arriba de las nubes Arriba (13). Y la corriente que vivía sobre / nosotros… Si nube o corriente / del mar (14).
Los sentidos se entremezclan y son transfigurados en la seducción. Las imágenes son sinfónicas, se interconectan. Las imágenes sensoriales: oír, tocar, oler, gustar son una sola melodía de amor. Confluyen en un sentido total. El aroma está unido al sabor; y es así que el perfume se bebe, se toma, hasta embriagarse. Bebe el mejor de mis perfumes (4). Y me dijo El Aroma /… / Ven / Toma el perfume (4). Por las aletas de la nariz más que aroma / sabor y aroma… Cuerpo aromado sombra embriagada (13).
Sabor y tacto, y sensualidad. Sabor para la boca, para la lengua, el paladar y los labios; para los besos. Dulzura y delicia de sabor.Y con besos me despierto (1). Y se prendieron tu boca y tu cara (4). Acerquemos nuestros besos (9). Y sin perder… ni aéreo besar ni forcejeo (13). Dulzura llamaré al lado de tu alma (8).
Oído, tacto y olor. Sabor, aroma y movimiento.Mis oídos en su delicado punto y sin perder roce ni música… / Y aspiré el perfume… / Por las aletas de la nariz más que aroma Sabor y aroma… y movimiento (13).

El sexo y el carácter lúdico del texto
Palomares se refiere al encuentro sexual como entrada a los bosques, camino entre flores, arbustos, hierba y lianas. La mención del aceite sugiere la lubricidad de los órganos sexuales. El encuentro amoroso es visto en su dimensión salvaje, duélica, agónica; el amor es visto como pelea.Al entrar en tus bosques Al despertar y conocerte / Había allí un antiguo camino Las flores amarillas eran sus viajeros / Arbustos con la hija muy fina Todos / con buen aceite Subían sobre la yerba de hojas violentas / Entonces sonaron densas oquedades Lianas y caídas de tierra y copas / rojas / Y muchos árboles peleándose (5). Peleas de amor, con escaramuzas y estrategias, con treguas, avances y retiradas.
Con la descripción directa del bajar con las manos, de nuevo aparece el cuerpo como sendero, y al aceite se le agregan la espuma y el rocío como imágenes de los efluvios genitales. Ahora se agrega la mención del cielo, como éxtasis u orgasmo.Dulzura llamaré el lado de tu alma… / Y al bajar con mis manos desde tu garganta y todos tus sueños / Te diré / Espuma Aceite Pequeña Luna / Tienes un sendero de ladrillos donde siempre hay rocío… / Seguía el camino por donde… ibas protegida del cielo (8).
En otro poema se repite la imagen de la entrada, ahora con una puerta. Las esmeraldas y flores son obstáculos a superar para el encuentro pleno, que se sugiere dinámicamente como camino, salto y corriente.Y tocaré tu seda / - Entremos /…Esta es mi puerta… / Quítame la esmeralda Arranca las flores / No hay otro camino a este sueño /… Saltaría sobre ti / Qué podría ser si no / tu pequeña corriente (2).
El sexo del varón parece insinuarse en términos y expresiones de los poemas 6, 7 y 12: Roble cuyas famas se alzaron… /…Endurecí… / Qué suave y reposado y brioso a la vez (6). Qué de hojitas y peces / En la colina hay en cedro desplegado / En el huerto escuchas siempre un canto (7).  Relumbraban el Cedro y el Bronce /…Corre las manos entre su talle  Desnúdalos /…y un clavel y responder, ofrecer y beber, encender y prender, remontar y forcejear.Bebe el mejor de mis en el mármol (12).

Movimiento interno del poema
Palomares no cree en un tiempo uniforme, absoluto. Más bien en una "trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarcando todas las posibilidades" (Jorge Luis Borges. El Jardín de los Senderos que se Bifurcan. Ficciones 1986. Pág. 48).
Tres rasgos o dinámicas de esta temporalidad se hallan presentes.
  • Amor como tiempo de florecer, como tiempo ya llegado.
  • Amor amenazado por peligros, la hora del chacal.
  • Amor como tiempo de correr, de irse, tiempo de huida.


a) Al inicio de los poemas es tiempo de florecer, tiempo de amar.Ha llegado el tiempo de soñar… / Ya se han revelado los jazminales /…Es la hora de beber Baja el licor y encanta (1).
b) Luego sucede la amenaza. Animales salvajes simbolizan estos ataques, los peligros del amor.La hora del chacal, la hiena (11).  Algunas piedras lo impiden. Quítame la esmeralda (2).Pero los enemigos no son sólo piedras o animales simbólicos. Ahí están, en su densidad de la real, con su palabra amenazante.El enemigo de la amenaza y el rival del asecho (9). Aquí te injuriamos Aquí te escarnecemos (13). Hay combate y defensa. Han comenzado a combatir / El Frío y el Fuego No podremos contenerlos (4),  son muchos árboles peleándose (5). Vuelo de los gavilanes (9). Y yo preparo Me oculto Me defiendo (10). La amenaza que se sufre más es la ausencia, el alejamiento del amado:Y al dejarme corres desde adentro y desde allí me hieres (10). No dejes que tus flores se vayan (8). Tu brillo y mi esplendor se alejan (9).
c) La perspectiva final de paz: ¿sueño, muerte, trascendencia?
El final del poema es huida al sueño. O eres tú que / te encaminas al / jardín… / Sí, Vendrás… Y vámonos  / Al sueño (14).Palomares deja oscuro el sentido de este sueño, en juego de ambigüedades. Amor que pudo ser, amor que se espera plenificado, o vana ilusión. Una salida abierta para el poema.No hay otro camino en este sueño (2). Pero déjame tu pequeña oscuridad con la sombra del sueño (9). serás para Pero escúchame tú, El Sueño (1). Jardín Ese huerto nuevo / donde aún realizada / sigues siendo y siempre Ilusión / …con la belleza de lo que aún no se ha / vivido y disfrutado y nos espera (14).
La mención de la muerte no es casual. Aparece en varias ocasiones, en casi todas ellas con el sentido de límite, de traba para el amor.Muerte contra la que se combate.Donde mataremos la muerte? (9).Muerte vencida por la gallardía, por el amor: Sustentará su fama y vivirá en gallardía / Y jamás morirá… Como una corriente / que desciende y desciende / sin morir (12).  Muerte-sueño, necesaria al amor.Es necesario haber perdido y haber muerto en el sueño (13). Muerte, finalmente, como personificación del amado, como consecuencia del no-Amor, como futuro, posibilidad.Cuando no seamos El Amor / Me portaré como la muerte (11).

En conclusión
a) La fuerza del amor es fuerza cósmica, espacio encantado. El amor se transfigura, se vuelve luminoso; la acumulación de imágenes derrochada apunta la trascendencia del amor.
b) Puede afirmarse con Beatriz Pineda de Sansone: “Al entrar en la obra de Palomares, sentimos que abrimos un orden divino: la armonía. Sentimos un efecto general de altura, de dignidad”.
c) El lenguaje científico sobre el cuerpo es reductivo. El lenguaje de este poema pertenece al ámbito de lo estético, lo placentero. Es una palabra llena de creatividad, es lenguaje de cotidianidad. Es memoria de hombres y mujeres que experimentaron la vida, la trascendencia, en lo cotidiano del amor. Vientecito renueva esta trascendencia en el corazón del andinidad.
d) Frente a los convencionalismos y trabas sociales, los poemas exaltan la legitimidad del amor, la fidelidad.Me afirmaré / -Sí, Amada mía, Sí, Fiel (11).
e) Los textos se abren al lector en propuesta lúdica, con sus polisemias e intertextualidades, y como invitación a salir del texto y huir con los amados ¿tal vez al Sueño? ¡O a la Vida!

El texto que presento está editado dentro de la Antología de Ramón Palomares, en la Colección de Monte Ávila Biblioteca de Autores Venezolanos – Poesía n. 8.

REFERENCIAS
Alonso Schökel, El Cantar de los Cantares, Verbo Divino, Estella 1990.
Beatriz Pineda de Sansone “Cosmogonía en la obra de Ramón Palomares” en Revista de Literatura Hispanoamericana 36 (1998) 25-42.

Tomás Martínez Sancho. “Un airecito suave”. Ejercicio comparativo entre “El vientecito suave del amanecer con los primeros amores” y “Cantar de los Cantares”. 2010

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