domingo, 18 de octubre de 2015

Cuerpo-casa-ciudad y otros amores

Con Daniela Saidman, Omer Machado y Ángel Malavé.

Tres obras poéticas breves tengo en mis manos. Las tres de autores venezolanos contemporáneos (de oriente a occidente: Daniela de Bolívar-Ángel de Oriente y Caracas-Omer de Maracaibo y el Centro). Comienzo por llamar la atención sobre sus títulos con algunas simetrías. Casa-ciudad-América, una y la misma cosa. Amores y cafés. De temáticas comunes. De experiencias vitales. De humanidad transida de paisaje venezolano de inicios del XXI. Éstas son:
·         América y otros cafés. Daniela Saidman. El perro y la rana. Colección Breves. 2007. 72 pp.
·         Ciudad en que muero y otros amores.Omer Machado. La campana Sumergida. 2005. 68 pp.
·         La casa y otros amores. Ángel Malavé. El perro y la rana. Colección Cada día un libro. 2006. 60 pp.
El cuerpo es el lugar privilegiado de Daniela: cabello, espalda, hebras, manos, dedos, oídos, rostro, humedades, poros, ojos, lágrimas, boca, entrañas, sangre, labios, pies, respiración, suspiro, sombra, sexo… Mas el cuerpo es América-américa, con la ambivalencia de quien pronuncia un Nombre, una Patria. “Sin nombre y sin América me desdibujo / desnuda entre las sábanas…” (11) “Noción de patria / es tu cuerpo mi cuerpo sediento / américa en minúscula… (32).
La ciudad es el topos de Omer: calles, esquinas, autobuses, ascensores, metro, vagones, balcones, tascas, celulares, fiestas, colillas, cervezas, vidrieras, proyectiles, azoteas, soledades, alcobas… Mas la ciudad es cuerpo, de amor y de muerte. “Navegaré tu cuerpo en la aventura” (29). “Ciudad adentro; / Muerte aguarda en primera fila… / Bebo la baba de Dios” (43). “De tanto morir y morir / Se me pegan las malas mañas” (45).
La casa es el locus de Ángel: solares, árboles, flores y  pájaros, mecedoras,  techos y lluvias, albercas, ventanas, cuarto, paredes y llaves. Mas “La casa es sólo un recuerdo” (18), y es pensión en la ciudad (28) y también cuerpo multiplicado y amado (31) desprendido en medio de la música urbana (42). Es la hora en que la casa habita en el corazón de los solitarios de la noche, en las embarcaciones de los pescadores, en los rostros de los transeúntes, en las luchas de los imprescindibles… (13).
Cuerpo-casa-ciudad-América-Galaxia: lugares para el amor y para la vida, con su muerte tan querida y su café… Diferentes modos de contar lo que somos y vivimos. Con bellos lenguajes, con experiencias propias, que nos resultan tan cercanas.
Daniela es voz de mujer, evocación de su juvenil cabello largo sobre la espalda y las tijeras mutiladoras, desnudez, roces, cuerpo total, sensualidad plena, erotismo. Cuerpo de mujer comprometido, dispuesto al roce y a la bala (14). La taza y el café, es metáfora amorosa que puebla el poemario: Taza humedecida que espera más que sólo recuerdos y nostalgias (12). Café en mitad de la noche (18). Mañana-mordaza del café, taza sin signos ni borra, mediodía de taza vacía (22; 30).  La mañana que se cuela en el café (61): el agua hervida va con mañana y todo a ser colada; se perdió el café con tanta mañana mezclada, parece decir… evoca “cruz de navajas” moja sus ganas en el café, magdalenas con sexo convexo…. es el café que apaga; no el café de la noche, con sexo despierto y café disuelto en el insomnio (33). Benedetti ronda el poemario. En Noción de Patria, Intitulado III, Espejos, Tedio, entre otros, deja su marca.
Omer estructura su poemario en torno al amor y la muerte en la ciudad. Amor que se expresa en metáforas marinas: “piratas de ahora” (23), “navegaré tu cuerpo” (29), “una hamaca es un barco / Y una cama el océano” (35), “tripular tus naves y tus costas” (39); pero sobretodo amor “vagando en sepulturas”, amor “ de un autobús”, “amor de las esquinas (15), amor “de las tascas de la ciudad incesante” (21): “Vengan amores, los invito / Beban conmigo los días de mi ciudad” (15); amor “de dos” (33), amor -finalmente- a la misma ciudad:“dile a mi ciudad que hoy la espero para embriagarnos” (25). Muerte “a cada instante” (17) “…beben mis huesos santos adoradores”, “Sin embargo ese cadáver / …se arrima a la fiesta” (41); muerte de Dios en la ciudad: “La muerte toma su siesta. / El dulce sepelio de Dios” (47); ciudad-muerte: “ciudad que celebra sus difuntos” (57), “ciudad que ya no espanta” (59); “entrañas de la ciudad… zona de la muerte” (55). Amor y muerte en la ciudad: “En la piel de la calle: amamos y morimos” (55).
Ángel divide su obra en tres capítulos: casa amada – mujer amada – otros amores. La añoranza de la casa es el eje primero. Comienza preguntando: “dónde estás casa” (11); “la casa es sólo un recuerdo” (18), “figura de la abuela” (17); desde la ciudad que habita (22), la calle es la nueva casa (25). En la segunda parte el nuevo hábitat es el cuerpo de la mujer amada, multiplicada en mil colores (31), calor, luz (34) y fuego (38), cercanía que reconstruye (35). Es el nuevo espacio vital: “permanecí a tu lado” (38). Es un nuevo arraigo: “Lo que no podrá desprenderse de mí / es la mirada de esa muchacha” (44). En el último capítulo expande sus amores: ciudad, río, 950 km, la barra (encuentro del Orinoco con el mar): “Este mar lleno de misterios” (53).
Tres hermosos poemarios contemporáneos. Tres miradas amorosas. Desde la cotidianidad de las propias vivencias. Casa-café-cuerpos, ciudad-calles-cuerpos, mares-mundo-galaxias-cuerpos. Vida y muerte. Tan humanas.



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