Garoé – Cantos
Alisios – Cantos Indianos
La trilogía poética de Armando Hernández Quintero, Garoé – Cantos Alisios – Cantos Indianos, publicada
a lo largo de una década (1988, 1992 y 1999), mantiene un tono unitario en
forma y contenido, aunque con la esperada evolución y decantación progresiva de
los versos.
En las tres obras se pone de manifiesto el hombre de la
isla, el ser humano situado en el Hierro, rodeado por los concretos topónimos
lugareños y los pinares. Este ser humano
se torna emigrante, sale de su isla, la añora y retorna a ella. Los tres
poemarios parecen indicar este periplo en tres etapas: El Hierro, la salida y
el retorno. Garoé y Cantos Alisios se sitúan predominantemente en tierra
americana, con la memoria de la isla. Cantos Indianos refleja con frecuencia la
experiencia de vuelta y reencuentro con la raíz natal.
Parte I: La geografía
del hombre
El ser humano
En Garoé se mientan los antepasados, las propias raíces. Epifanio y Elisa aparecen
entre sueños. Epifanio es el hombre de los “cuentos de pastores, a la sombra de
un pino”. Elisa lleva “la vida al hombro, / con las calcosas y las iramas /
sembrando sus hojas entre las piedras”.
En Cantos Alisios, el hombre se ha hecho mito: "Odiseo" y "Sísifo". La referencia al mito no es recurso literario fácil, sino agregado de densidad
antropológica y existencial a los versos.
Ítaca es tuya todos los días / y el olor de sus árboles tu sombra / aunque no duermas en ella.
Llevo una isla en el cráneo, / que me pesa en las alas.
La referencia al mito no es extraña al poeta. Ya en Garoé,
se acudía a Edipo, en el poema "Elisa":
A lo mejor, es el olor de los tomillos, / o Edipo que está dentro, / –Uno nunca sabe…–
Y a Tántalo, en el poema "Don Luis Martín Arvelo"
…ahogado en sí mismo, / hablando el lenguaje de las piedras y el mar
Y de nuevo en Cantos Alisios, en el poema "Guanche Peregrino"
Con esas islas de fuego y salitre / cual Tántalo reencarnado / condenado a vivir en esclavitud en esta Tierra de Gracia
En Cantos Indianos, vuelve el hombre "Isleño", transterrado, “metido en tu (su) burbuja de volcán”,
anhelando
…un velero, / que circunde la órbita de los ojos / y navegue de regreso a la tierra / por nuestras lágrimas
La isla
El hombre del que aquí se trata es el hombre de la isla. Garoé
da principio con el poema "Hierro":
Huella de polvo en la mar. / Corazón desgarrado. / Trébol de pino. / Danza de lava mecida por las olas. / Lágrima del Garoé. / Eso eres.
Y en "Tierra mía", de Cantos Alisios, se repite la referencia
a la geografía insular: maderas y piedras minerales, “semillas de ceniza”; y se
repite la otra referencia: a la lágrima y el corazón desgarrado:
Tierra mía / que estás en nuestros huesos calcinados…
Se añaden aquí unos versos socio-explicativos del fenómeno
migratorio:
…tantos crepúsculos de sangre vegetal / que signan los caminos de la mar / por los que hemos buscado / el pan nuestro de todos los días
En Cantos Indianos se da un nombre a la "Persistencia" de la isla:
Persistente / como el olor del pecho materno / no existe otro hierro como tú / ni diamante que te destruya
El deseo del poeta es terminar sus días en la isla amada:
¡Oh Hierro amado! / Que mi carne / alimente tus cuervos / y mis huesos blanqueen tus barrancos
"Isla de Fer", poema más elaborado, dedicado a Antonio
Trujillo, se apoya en diversas referencias lingüísticas para establecer un
recorrido por la diversidad semántica de la isla: ferro, hierro, ferrum,
jierro, herrumbre, herrería y herradura, férreo halo de queso y vino.
Los Pinos
Entre los elementos naturales de la geografía lírica de
Armando, destacan los pinos.
"Pinar", de Garoé, resuena, con el recurso al mito cosmogónico
al estilo del relato creacional del texto de la escritura sagrada
judeo-cristiana en Génesis 1:
El primer sol te dibujó en el naciente, / eras nube, cernícalo inmóvil en el firmamento. / Después, el mar lo fue todo. / Sin embargo, perduró el olor de los pinos, / de la tierra recién arada.
El pino se evoca luego desde América. Así, en "Pino verde":
…espina de verde rocío con cantos de mirlos y lineros….
Llegas a mí de allá, / de donde nace el sol, / y las sabinas sueltan sus melenas al viento / como la neblina del Jarillo en el mes de enero.
En Cantos Alisios, el recuerdo de los "Pinos de la Casa el
Monte", se hace descriptivo y metafórico:
…bullicio buscando el cielo, / El viento madura en tus entrañas / hasta ser decantado en suave silbo. / Mástiles de un barco olvidado / que se adentra en el océano. / Vigilias de una copa que se pierde en el naciente…Piernas de mujer erguidas / desde la tierra / hasta la fronda de tus cabellos
Es este un curioso poema, que va tornándose rimado,
excepcionalmente en la poesía de Armando, casi al modo del romancero,
especialmente en los últimos doce versos (10 + 2). Machado y Lorca deambulan
entre ellos:
…tu corazón calienta / las casas de nuestros pueblos.
Tus troncos refugios son / de cazadores viajeros.
Cálida cama tus hojas / donde reposar un sueño
(en ellas / los enamorados /)
embriagados de resina / se han jurado amor eterno
Pinos de la Casa el Monte / Pinos del monte piñero.
Hay otro pino antiguo, "Pino Verde", recordado en Cantos
Indianos, como metáfora de la vida y muerte del emigrante:
Se llegó a pensar que eras eterno… / tus ramas se han doblado… // …ni el búho ni el linero / hacen nidos en tu copa… // Algún día / guiado por el olor de tu resina / regresaré / y al igual que tú / cadáver de tea sobre lava
La casa
"La casa de mi padre", poema de Garoé, es memoria viva:
…me encuentro en medio de los pinos / en la casa de Epifanio, / blanca con un patio / donde… / el tomillo se abraza con el orégano. / Y detrás, / el limonero adormecido / en el huerto de cebollas, / al sol y al canto de los capirotes / del moral de Ramón.
En Cantos Alisios se recuerda de nuevo "La casa", ahora
“librando con el tiempo una guerra perdida de antemano”, probablemente “montón
de riscos y tea”, con nuevos dueños… Y, sin embargo, en metáfora existencial,
por su escalera “seguiremos los peldaños hacia el Edén protector de tu cielo
raso”.
"La Casa de Nicolás Piloto", describe, con más detalle, la
casa del abuelo y su proceso de construcción, al regresar este desde Cuba: el
aljibe, sus dos plantas, el corredor y la escalera, la cuadra, la bodega, el
gallinero, el granero… Se hace memoria de los juegos infantiles en ella. Al
cabo del tiempo, su abandono: “El polvo y el silencio la pueblan”. Y, no
obstante, el vínculo imperdible con la casa, aun en ruinas: “nos encontrarás en
sus piedras”.
La ausencia o la irrealidad de la casa es manifiesta en
Cantos Indianos. Encerrados o en eterna mudanza:
Vivimos en una cárcel / de muros de agua... // …con la maleta liviana / y el corazón pesado…Y en el poema "En encuentro con"
Moradores de este limbo / ignorantes del mal… // ...tratando de construir / lugares cada vez más lejanos / casas y árboles fantasmales…
Topónimos
Del poemario Garoé, me detengo en tres poemas, "Valverde", "El Macho
de la Cumbre" y "Hero", que recogen variadas referencias a lugares de la isla
Hierro.
Tu puente, / empedrado de plomo y cielo / con su calle del Teatro… / Mientras los cedros en El Cabo, / se arrullan al sonido de la brisa / y del reloj de la iglesia.…
la música del agua en Mencáfete….
Eres lo que no hay, / con el Garoé abrigado por la neblina / llorando el recuerdo de Ferinto… / Eres lo que no hay, / con tus sabinas descansando / lánguidas, / acariciadas por la sal y el viento del Rincón.
Agrego la hermosa descripción del pueblo "Taibeque":
…recostado a la falda de Tanajara. /Sembrado de higueras, almendros y caminos de piedra… / …donde el sol hace bailar el aire, / y el vino dispara los sueños, / con atardeceres desde el Gurugú / mientras se oyen los tañidos del campanario.
Crecen las referencias locales en Cantos Alisios. Memorable
y único es el soneto dedicado a "Garoé": “Manantial que tanta vida has dado…”; en
el que resuenan, rítmicos, los nombres de las cumbres:
Salmor, Orchilla, Amaca y La Restinga, / fieles guardianes del secreto fueron….
Se vuelve al lenguaje mítico por la evocación, en el poema "Guarcinaga", del lugar ancestral sagrado que debe protegerse de los recién
llegados:
Llévalo al frescor de Fileba… / dale los dulces higos del Julan… / Pero no lo lleves al lugar sagrado / donde el Árbol Divino mana el agua de la vida…
En el poema "Sabinosa", la memoria del emigrante detona a
partir de una postal. Con música americana de tango se recorren los nombres de
la isla:
Tango de Salmor / Tango de Ferinto / Tango del Rincón, Nisdafe, Echedo, Tiñor… / Tango de Los Reyes / Tango de El Hierro, tango
"Sotavento", "La Restinga", "Campanario de Taibeque" y "Los
Letreros", son poemas de Cantos Indianos, poblados de nuevo por espacios isleños. En
el poema "Sotavento", un hermoso verso, “las piedras guardan las palabras del
hombre”, precede a la enumeración de 34 topónimos. Tras ka enumeración, se cierra el poema:
Lugares / que nos poseen. // Los nombramos y son el cielo. // Pinar de los pinos / Tea recia de El Hierro // Isla de la Isla
En "La Restinga", se apela de nuevo a los orígenes míticos de
la geografía. La Restinga: semejante a Afrodita, hija del mar –nacida de su
espuma– y de un velero. Los versos se hacen descriptivos según finaliza el día
y el poema:
Al atardecer / los pescadores contemplan el horizonte… // Al anochecer / los cangrejos vigilan con recelo… / y las gaviotas descansan / en los mástiles de la bahía.
"Campanario de Taibique" es otro poema, semejante al ya
referido de "Los Pinos de la Casa el Monte", en el que se siente vagar el alma
machadiana. Aunque la métrica es ciertamente irregular, predominan los versos
octosílabos (24 del total de 48); y son trece los versos con rima asonante e-o.
…sufriendo a cuestas tu cruz / de tea aneja por el tiempo //
Tienes en lo más alto… / tus campanas siempre al cielo //
Pero en otras ocasiones / los tañidos lastimeros /
anuncian el fin del viaje… / el paso moroso y quedo //
Campanario de Taibique / campanario de mi pueblo
El campanario es metaforizado en:
castillo, nido, reloj, barco, gradas, / refugio, música alegre y son tañero….
Hacia el final del poema, el campanario deviene, en su ser solitario, imagen
humana del desamparo:
…y yo / al igual que tú / al desamparo / de los cuatro vientos…
El poema "Los Letreros" remite a El Julan originario, con su
Tagoror, semejante al Ágora griega, espacio de decisiones y de libertad.
Parte II: El ser
humano
Este ser humano, isleño, arraigado a una geografía
particular, aparece antropológicamente como ser migrante, de alma dividida
entre un aquí y un allá, añorante de retorno. Es, además, un ser amoroso a la
vez que contingente, abocado a la muerte.
El extrañado
A veces no sabemos quiénes somos, / ni reconocemos nuestra sombra… /
¡Ni siquiera lágrimas tenemos! / Secas hace años a la orilla del mar.
Así se lee en el poema "Cosas", de Garoé. La experiencia de
mudanza física otorga al emigrado un estatus existencial por el que con
frecuencia discurren los poemas de Armando.
Una pregunta honda, política, se lee en el poema "Ellos", del
mismo poemario. Tras evocar las raíces isleñas, de fuego y vino, y escuchar
razones naturales e históricas para la aventura de mar y viento:
El isleño por naturaleza busca nuevos horizontes / las islas le quedan pequeñas…
Tras oír todo esto, finaliza el poema con contundencia,
señalando la distinción sociopolítica marcada por los vencedores de la guerra
civil española:
Yo te pregunto paisano… / A ti, / que llevas tu isla a cuestas. / ¿Por qué ellos nunca salieron?
Similar tono político recoge el poema "José García Santana",
en su verso primero:
Viniste huyendo de las botas y de la noche.
Otros emigrados con nombre y apellido se traen al recuerdo.
El poema "José Pérez Padrón" es un canto a la añoranza:
…uno regresa / para ver la montaña.
En Cantos Alisios, numerosos poemas se refieren a esta
experiencia de emigrados. Los ya referidos "Odiseo" y "Sísifo", recurren al mito,
para reforzar estos sentimientos de ajenidad:
Las olas martirizan tus desconfiados sueños…. // …el mar / aquí / y allá // El destino del hambre ha sido tu marca… / …has bebido todas las aguas de los tiempos.
El encuentro con lo otro se reconoce en los poemas América
(“yo creía que…” ) o Los Teques (“Las tejas son láminas de zinc y espantan”). Y
en esto distinto:
…yo soy / sombra en la selva / sin árbol que me ampare
La huella de los antepasados en suelo americano aparece en
este "Guanche peregrino":
Todavía estos pueblos recuerdan los pasos de tu desventura.
En Nosotros hicimos la maleta se vuelve al tono
sociopolítico ya presente en Garoé:
¿Cómo no hacerla / si nuestros pies ensangrentaban las piedras / y el horizonte aprisionaba nuestros sueños?
Y se recoge la nueva experiencia de extrañamiento al
retorno:
…los paisanos acorralados / extranjeros en el lar de sus abuelos… // Aquí estamos / no queremos ser extranjeros dos veces…
En Cantos Indianos, el poema "Retorno" no se refiere al
retorno de los emigrados, sino –en límpida personificación– al retorno de la
isla.
Una y otra vez regresas / con tu sed de volcán… // Ni en la noche dejas de interrumpir / la tranquilidad de los fugitivos…
Obligado viajero de errante vuelo / cada mar ha sido tu camino y cada árbol tu casa
–así se lee en el poema "Llegaron noticias", en memoria al
antepasado Eugenio Morales Machín.
Rudo poema el que inicia:
Vivimos en una cárcel / de muros de agua… // Habituados al encierro, / de vez en cuando…/ cantamos.
Reiteran el tópico los poemas "Encuentro con" e "Isleño", ya
mencionados con otra ocasión.
En "Sin paz" se describen con amplitud los sentimientos del
emigrado:
Me siento como si estuviera desintegrado / y me parece que levito sobre una sábana blanca….
El amante
Esta experiencia de extrañamiento no es el único rasgo
antropológico de los textos. Si se sostiene el ser humano en su desamparo e
indigencia es porque otras marcas lo huellan. El amor es una de ellas, presente
claramente en los tres poemarios que aquí se estudian.
"Ellas también", es un conjunto de siete cantos presentes al
final de la obra Garoé.
Ausencia y adiós, deseo y ruego, recorren los versos:
Ven amada mía, / acompáñame en este helado infierno del deseo……no me pidas que te olvide. / ¿Cómo dejar de quererte si estás en mis sueños?
Y de nuevo el mito, en el canto VII:
…no me importo sumergirme contigo / en el infierno. / Darle un puntapié al cancerbero / sin temor a sus ladridos. / Cruzar la laguna…
"Apareciste" y "Al galope", son los dos poemas últimos de Cantos
Alisios. Sutil el primero; casi romance, casi erótico, el segundo:
Apareciste / como la garúa en el otoño / suave y persistente.…
Llegaste / yegua al galope / en noche de ojos abiertos
Las bridas peinando astros / Tus ancas, silla de fuego
"En mí", dedicado a Juana, esposa del poeta, es uno de los
poemas finales de Cantos Indianos
Cuando te vayas… / déjame una margarita debajo de la almohada / a través de ella seguiré tu rostro… // Cuando regreses… / te esperaré bajo el alero…
El conjunto de los poemas finales de cada una de las obras
arroja una tenue luz sobre la existencia herida del hombre isleño
extrañado.
El ser hacia-en la
muerte
Los primeros poemas de Garoé llevan por título el nombre de
personas que ya fallecieron, a las que se recuerda con naturalidad agradecida:
Elisa, Epifanio, Don Luis Martin Arvelo, Aroldo Suárez, Ramón….
En "Feeling" se recoge, atisbando más allá de la muerte:
Tu polvo me cubrió, / y cuando era tuyo te fuiste / para donde el árbol del agua es sólo recuerdo, / y los pájaros son palabras.
Y en "Alexis Batista":
Ahora, / el agua y los pájaros te acompañan.
La muerte violenta aparece en el poema rimado "Muerte por
Miedo", de Cantos Alisios, que recoge probablemente alguna crónica local.
"Gabriel Celaya in memoriam", parte de la noticia de la muerte
del poeta, “en la más absoluta indigencia”, para abordar polémicamente el
sentido de la poesía social, frente a sus detractores; y para cuestionar con
ironía el llamado progreso.
En "Tanto Sufrimiento" se vuelve a esta muerte causada por el
odio o la injusticia, refiriendo la muerte real del abuelo de Borges, o la novelada de
Melquíades.
En "Soy Testigo", todas estas muertes se recogen
simbólicamente:
He contemplado / el rostro de la muerte / a través de los jirones de un espejo roto.
Pero es en Cantos Indianos donde la muerte cobra mayor
relieve. El epígrafe de Esteban Echeverría, “La emigración es la muerte”,
establece un referente clave no solo para esta obra, sino también para las
anteriores. El poema inicial "En la muerte estamos" abona lo dicho. No solo vamos
hacia la muerte, sino que ya estamos en ella. Por más que intentemos olvidar:
Cuervo que emigra en la agnosia de la muerte / Eso somos
En "Llegó para quedarse" se recoge su omnipresencia:
La muerte sigue / llegó para quedarse // En la mar… // Llegó como la noche… // A su paso / los goznes callan… // En la mañana y el anochecer / la emigración que es la muerte
En la tercera parte del mismo poema "Con los ojos abiertos", y
en continuidad formal con el anterior
Llegó para quedarse… // A su paso / se apaga el fuego… // …con los ojos abiertos para no equivocarse
La muerte de alguien querido se recoge en "Entre todos los
vientos":
Te fuiste…. // Tu vuelo / el de un parapente llevado por la brisa/ en un cielo de piedras y tomillos
Ha podido decir Antonio Trujillo de estos Cantos Indianos
que
la muerte o el miedo a ella ocupa un espacio primordial en el extrañado, aquí el desarraigo se convierte en elegía propia y ajena.
Es tema que se recogerá nuevamente, con mayor intensidad, en
la elegía a la muerte del padre del poeta, publicada en la obra Tus manos en
mis manos, y a la que ya plasmé un breve ensayo.
Extrañamiento, amor y muerte, marcan a este ser humano,
isleño para más señas, que con tanta profundidad nos ha permitido asomarnos
Armando Hernández en sus poemas.
Aportando la peculiaridad –y voz propia- de su experiencia
vital de isleño emigrado, su Garoé, y sus Cantos Alisios e Indianos, van tras
la senda de Miguel Hernández, musicalizado por Serrat, con cuyo texto dejo a
los lectores:
Llegó con tres heridas: / la del amor, / la de la muerte, / la de la vida.Con tres heridas viene: / la del amor, / la de la vida, / la de la muerte.Con tres heridas yo: / la de la vida, / la de la muerte, / la del amor.
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