Conocí a Antonio Trujillo en la
triste y lluviosa Filven macondiana realizada en Los Teques este año que muere
2016. Poco antes había tenido acceso a su Antología
poética. Parte del aire. Monte Ávila 2008. Unas palabras bastaron
para que siguiera adentrándome, como aprendiz, en su Taller de cedro.
Lo que las
herramientas pregonan
La mesa de trabajo, el clavo, el
compás, la gubia, la garlopa, la plomada, la piedra de amolar, la lija, el
gramil…. son las primeras en hablar en este taller. Y hablan de todo un poco.
Hablan de la vida, dicen de lo humano. En Taller
de cedro principalmente se hospeda una antropología, una manera de su comprensión.
La rudeza, lo arisco de la mesa,
refleja al hacedor –el carpintero-, que se inclina sobre ella para el trabajo,
que se desgasta año tras año, que se dobla por el cansancio. Hacedor que nunca
doblega su espíritu creador:
se inclina el hombre / pero nunca
el alma
El clavo es punzante, hiere al
amor. El compás, de brazos abiertos, parece un amante malpuesto,
jura lo perfecto /…/ siempre
miente
La gubia debe rozar el alma,
hacer brotar la vida. La garlopa silba la tragedia humana. La piedra de amolar
es “día santo” que permite el descanso, aliviando el trabajo al permitir que la
hoja afilada “vuelva a su destino”.
La lija limpia el daño
Lijar… // es / arreglar una
muerte
Finalmente se puede concluir, que a toda herramienta, como a
la plomada
el enigma / es la verdad antigua
que la sostiene // sin ella el hombre / fuera otro
Historia de la
humanidad
Herramientas y carpintería no es
cosa recién inventada; hablan de la historia, de la raíz de la humanidad.
La garlopa /
es una herramienta // de madera/ y de antes // otra raíz / del hombre
Toda
herramienta / cruzó siglos en hacerse
El poema La plomada es un discurrir continuo por antiguos siglos hasta
llegar a Egipto y su río Nilo
un imperio
esperó / el descenso de su gran río // y nos dio ese cordel
Tan antiguo es el oficio de
carpintero que se remonta hasta el mito judeo-cristiano de una segunda creación
salvadora:
Los
carpinteros / vienen de salvar al hombre // construyeron el arca
Dios y los signos
religiosos
Los versos de Antonio están
transidos de trascendencia. Los árboles apuntan la trascendencia, la madera
iluminada apunta la trascendencia; y Dios se pasea por el taller.
Los clavos evocan los del Calvario,
en la cruz del galileo Jesús de Nazaret: el “amor” punzado, traspasado, por el
poder imperial romano.
tres veces //
punzante / sobre el amor
Dios dirige las trazas del
artesano:
Si Dios marca
/ nada falla
al contrario que el compás, que jura
perfección mentirosamente. Entonces:
el taller /
presiente orden //
hay fiesta /
en lo elegido //
y gracia en
las manos
Hasta el cedro-madera levanta su plegaria
recordando su vida de árbol:
en su oración
/ reza otro tiempo
El curioso plural, que apertura
la fe cristiana tradicional y ortodoxa, aloja en la madera lo divino:
Los dioses del
taller / viven alongados
¿Qué Dios es éste, el del taller
del carpintero?
De cedro / es
Dios
Dios, como el cedro
…impide / y
ofrece //la palabra /de su reino
En una serie de aproximaciones básicas
en la web encuentro algunas características de la madera de cedro. Entresaco de aquí y de allá: Es muy buena madera, su aceite la hace
resistente a la putrefacción, los hongos y los insectos. Es duradera, ligera,
muy estable y se trabaja muy bien porque tiene un nervio derecho y una fina
estructura de vetas.
¿Tendrá algo de esto que ver con
el Dios de este taller? Su reino: la luz del mueble finamente terminado.
Palabra dada, ofrecida, eso sí, en el trabajo paciente y delicado.
No todo trabajo finaliza como se
diseñó. Con frecuencia se encuentran dificultades, nudos, se dirá en otra
parte. Por eso:
Dios // es un
árbol / agrio en la savia
El oficio de escribir, de crear
poesía, tiene también algo del taller de artesano; el papel es madera, que se ofrece
o se resiste. Y Dios-cedro es inspiración o vacío para el poeta
Cuando / tu
hoja en blanco // no tienen oficio// y te obliga / descalzo //
a mirar /tanta
niebla
Como en la matemática, aquí se
aplica la propiedad reflexiva. Si de cedro es Dios, también
La madera / es
misterio
Así, una vez terminada la labor,
el carpintero
Se persigna /
ante el mueble
ante lo sagrado de la madera, de lo
creado. En la paradoja de su gesto sorprendido, el carpintero se ha divinizado,
se ha vuelto a su vez creador.
La política y las
culturas
En este “taller de cedro” se
habla de política. La mesa de trabajo es la primera en hacerlo:
y suele hablar
/mal del gobierno // del rey /y los suyos
Se habla contra el imperio,
contra el de Roma, que acabó con Jesús de Nazaret, y contra todo imperio.
le duele / al
imperio // dueño de todos / los caminos // la palabra / de un hombre
La palabra de Jesús le dolió al
imperio romano, la palabra de un hombre, predicador, carpintero o poeta, le
sigue doliendo a los imperios. Al hombre-madera, al hombre-amor, al
hombre-con-palabra, el clavo lo punza.
Hacia el final del poemario se
recordará la república española como ideal político truncado, pero volveré
sobre esto.
Lo cultural también es tema de conversación en el taller.
Las herramientas, que vienen de lejos, recuerdan que
hay tribus y naciones / lenguas y
maneras / de enfrentar la muerte
recuerdan el origen de las ciudades-estado, con sus murallas
y leyes
y una ley / cuando se levantan / los
muros
El cordel, revelando su ego, hace memoria de estas ciudades;
él es
lugar / que funda la piedra
El árbol y la madera
La magia del taller está en el árbol que ha dejado de serlo:
Este cedro /queriendo salvarse //ya
no es árbol /ni pertenece a la tierra
Las distintas maderas recuerdan su origen, su jerarquía, su
calidad. Se echan de menos el nogal español, el ébano africano, el azahar asiático
el nogal / que nunca viene / /
árboles de Oriente // jerarquía del
ébano
mañana siembro / azahar de la
India
Nobleza y gentileza se atribuye los árboles que dan lo mejor
de sí:
Un árbol / da madera noble
los eucaliptos / son gentiles
Colorantes naturales dan brillo a la madera más sencilla,
pero no es lo mismo
azafranes / y carmencitas //
iluminan / mienten
Según se dijo,
Después de aserrada… // la madera
/no es árbol
Una vez cortada
La madera / es misterio // la hay
de sombra y de intemperie
La espiga de la madera //...
crece hacia / lo oculto
Y los nudos son
lunar del bosque
Enfrentar la madera, oficio del artesano, es tarea dolorosa.
La conciencia ecológica está presente en Taller de cedro.
otra cosa es… tallar ese
remordimiento
Se aconseja no cortar lo innecesario.
No cortes / el árbol // demasiado
rojo / en las hojas
Se sufre con el árbol, se ha visto la injustica, el drama
del bosque desolado, la desigualdad de la lucha del hacha con el hombre.
jamás estaremos a mano / en los
vacíos del bosque //
ese dolor del cielo / te persigue
hasta el fondo //
quien labra / vislumbra el
universo
El aprendiz
El oficio de artesano no se aprende en la escuela. Es al
modo antiguo:
un aprendiz mira // y el oficio /
viene solo
El aprendiz y el carpintero son socios en el crear, en el
seducir; juntos admirar el mueble:
hace unos días / era sueño // y
lo fuimos / seduciendo // marcamos sus
partes //…
hoy está / frente a nosotros // esa luz encarnada / viene de
adentro
El aprendiz contempla al carpintero con cercanía y, con algo
de indiscreción, cuenta:
Amanece // a la puerta / de los
aserraderos //busca restos /de árboles
Anda evitando nudos, “cicatrices del bosque”.
Este aprendiz-Antonio-poeta que se deja entrever escuchando
y recibiendo
la palabra del tío
Vaya / y compre una luna
el papel escrito por el tío
Clavos de una pulgada / y dos tablas de pino
Palabra y papel del tío Antonio Cruz, voz y sombra del
taller, a quien dedica el poemario Antonio Trujillo: el aprendiz, poeta y
artesano.
El nosotros:
asociación aprendiz-carpintero y compromiso
con el lector
El uso de la primera persona del
plural sin ser abusiva, es recurrente en el poemario. El nosotros mostrado en
la creación del mueble como alianza aprendiz-carpintero aparece en diversas
ocasiones más, abriendo el texto a una mirada cómplice, como diciendo: también tú,
lector, eres aprendiz.
Hay una invitación a dejarnos
rozar el alma, a dejar tocar nuestros espíritus por la gubia, por la palabra
poética, sin lo cual
estamos
perdidos
Hablamos con el árbol, escuchamos
la última exigencia a punto de su muerte; exigencia por la vida, por la palabra
dialogante:
Lo hacemos / y
algo nos convence
No cortes / el
árbol //…//
lo quiere Dios
/ sobre nosotros
Hacia el final
Los poemas finales representan
una mirada aguda, detenida, del aprendiz que descubre al emigrante-carpintero:
Era él / hablando
en otra lengua / escondido en otro idioma / con ropas de extranjero
De noche… fuma
/ y sufre
Su taller es
…una altura //
aquél reino
Evocación de Palomares, y su poemario
El reino –naturaleza en la que se
refugia el andino, y que a su vez se inspira en el imaginario de los textos
cristianos que recogen la predicación de Jesús de Nazaret. Un reino como ideal
de humanidad. Reino que se ha
transformado aquí en Taller de cedro.
La memoria de la muerte,
evocación de la guerra civil española, es un nudo difícil de trabajar, en una
estilla:
son años con
esta estilla / dentro de una república //
una guerra /
nunca muere
El aprendiz observa al carpintero
-al tío hacia el final de sus días. Está pacificado:
Habla solo / y
lo siento victorioso
Religión y república confluyen
sin trauma:
un día de
estos / entro a misa / con mi corazón rojo
(Finalmente no entrará:
lo detiene /
el oficio
La madera es más paz).
Epitafio: nudo y luz
Nudo, calidad de madera y brillo atraviesan el poemario:
resistencia, dificultad adicional del nudo, madera de buen cedro, luz de la
obra creada. El poema conclusivo es último deseo, a modo de epitafio de
aprendiz que maduró su oficio:
Dios quiera // llegue a tus manos
/veta más hermosa
y sueñes y digas // no importan /
ya los nudos
toda madera / ilumina
Amén.
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