miércoles, 21 de diciembre de 2016

Sobre Taller de cedro, de Antonio Trujillo



Conocí a Antonio Trujillo en la triste y lluviosa Filven macondiana realizada en Los Teques este año que muere 2016. Poco antes había tenido acceso a su Antología poética. Parte del aire. Monte Ávila 2008. Unas palabras bastaron para que siguiera adentrándome, como aprendiz, en su Taller de cedro.

Lo que las herramientas pregonan
La mesa de trabajo, el clavo, el compás, la gubia, la garlopa, la plomada, la piedra de amolar, la lija, el gramil…. son las primeras en hablar en este taller. Y hablan de todo un poco. Hablan de la vida, dicen de lo humano. En Taller de cedro principalmente se hospeda una antropología, una manera de su comprensión.
La rudeza, lo arisco de la mesa, refleja al hacedor –el carpintero-, que se inclina sobre ella para el trabajo, que se desgasta año tras año, que se dobla por el cansancio. Hacedor que nunca doblega su espíritu creador:
se inclina el hombre / pero nunca el alma
El clavo es punzante, hiere al amor. El compás, de brazos abiertos, parece un amante malpuesto,
jura lo perfecto /…/ siempre miente
La gubia debe rozar el alma, hacer brotar la vida. La garlopa silba la tragedia humana. La piedra de amolar es “día santo” que permite el descanso, aliviando el trabajo al permitir que la hoja afilada “vuelva a su destino”.
La lija limpia el daño
Lijar… // es / arreglar una muerte
Finalmente se puede concluir, que a toda herramienta, como a la plomada
el enigma / es la verdad antigua que la sostiene // sin ella el hombre / fuera otro

Historia de la humanidad
Herramientas y carpintería no es cosa recién inventada; hablan de la historia, de la raíz de la humanidad.
La garlopa / es una herramienta // de madera/ y de antes // otra raíz / del hombre
Toda herramienta / cruzó siglos en hacerse
El poema La plomada es un discurrir continuo por antiguos siglos hasta llegar a Egipto y su río Nilo
un imperio esperó / el descenso de su gran río // y nos dio ese cordel
Tan antiguo es el oficio de carpintero que se remonta hasta el mito judeo-cristiano de una segunda creación salvadora:
Los carpinteros / vienen de salvar al hombre // construyeron el arca

Dios y los signos religiosos
Los versos de Antonio están transidos de trascendencia. Los árboles apuntan la trascendencia, la madera iluminada apunta la trascendencia; y Dios se pasea por el taller.
Los clavos evocan los del Calvario, en la cruz del galileo Jesús de Nazaret: el “amor” punzado, traspasado, por el poder imperial romano.
tres veces // punzante / sobre el amor
Dios dirige las trazas del artesano:
Si Dios marca / nada falla
al contrario que el compás, que jura perfección mentirosamente. Entonces:
el taller / presiente orden //
hay fiesta / en lo elegido //
y gracia en las manos
Hasta el cedro-madera levanta su plegaria recordando su vida de árbol:
en su oración / reza otro tiempo
El curioso plural, que apertura la fe cristiana tradicional y ortodoxa, aloja en la madera lo divino:
Los dioses del taller / viven alongados
¿Qué Dios es éste, el del taller del carpintero?
De cedro / es Dios
Dios, como el cedro
…impide / y ofrece //la palabra /de su reino
En una serie de aproximaciones básicas en la web encuentro algunas características de la madera de cedro.  Entresaco de aquí y de allá: Es muy buena madera, su aceite la hace resistente a la putrefacción, los hongos y los insectos. Es duradera, ligera, muy estable y se trabaja muy bien porque tiene un nervio derecho y una fina estructura de vetas.
¿Tendrá algo de esto que ver con el Dios de este taller? Su reino: la luz del mueble finamente terminado. Palabra dada, ofrecida, eso sí, en el trabajo paciente y delicado.
No todo trabajo finaliza como se diseñó. Con frecuencia se encuentran dificultades, nudos, se dirá en otra parte. Por eso:
Dios // es un árbol / agrio en la savia
El oficio de escribir, de crear poesía, tiene también algo del taller de artesano; el papel es madera, que se ofrece o se resiste. Y Dios-cedro es inspiración o vacío para el poeta
Cuando / tu hoja en blanco // no tienen oficio// y te obliga / descalzo //
a mirar /tanta niebla
Como en la matemática, aquí se aplica la propiedad reflexiva. Si de cedro es Dios, también
La madera / es misterio
Así, una vez terminada la labor, el carpintero
Se persigna / ante el mueble
ante lo sagrado de la madera, de lo creado. En la paradoja de su gesto sorprendido, el carpintero se ha divinizado, se ha vuelto a su vez creador.

La política y las culturas
En este “taller de cedro” se habla de política. La mesa de trabajo es la primera en hacerlo:
y suele hablar /mal del gobierno // del rey /y los suyos
Se habla contra el imperio, contra el de Roma, que acabó con Jesús de Nazaret, y contra todo imperio.
le duele / al imperio // dueño de todos / los caminos // la palabra / de un hombre
La palabra de Jesús le dolió al imperio romano, la palabra de un hombre, predicador, carpintero o poeta, le sigue doliendo a los imperios. Al hombre-madera, al hombre-amor, al hombre-con-palabra, el clavo lo punza.
Hacia el final del poemario se recordará la república española como ideal político truncado, pero volveré sobre esto.
Lo cultural también es tema de conversación en el taller. Las herramientas, que vienen de lejos, recuerdan que
hay tribus y naciones / lenguas y maneras / de enfrentar la muerte
recuerdan el origen de las ciudades-estado, con sus murallas y leyes
y una ley / cuando se levantan / los muros
El cordel, revelando su ego, hace memoria de estas ciudades; él es
lugar / que funda la piedra

El árbol y la madera
La magia del taller está en el árbol que ha dejado de serlo:
Este cedro /queriendo salvarse //ya no es árbol /ni pertenece a la tierra
Las distintas maderas recuerdan su origen, su jerarquía, su calidad. Se echan de menos el nogal español,  el ébano africano, el azahar asiático
el nogal / que nunca viene / / árboles de Oriente // jerarquía  del ébano
mañana siembro / azahar de la India
Nobleza y gentileza se atribuye los árboles que dan lo mejor de sí:
Un árbol / da madera noble
los eucaliptos / son gentiles
Colorantes naturales dan brillo a la madera más sencilla, pero no es lo mismo
azafranes / y carmencitas // iluminan / mienten
Según se dijo,
Después de aserrada… // la madera /no es árbol
Una vez cortada
La madera / es misterio // la hay de sombra y de intemperie
La espiga de la madera //... crece hacia / lo oculto
Y los nudos son
lunar del bosque
Enfrentar la madera, oficio del artesano, es tarea dolorosa. La conciencia ecológica está presente en Taller de cedro.
otra cosa es… tallar ese remordimiento
Se aconseja no cortar lo innecesario.
No cortes / el árbol // demasiado rojo / en las hojas
Se sufre con el árbol, se ha visto la injustica, el drama del bosque desolado, la desigualdad de la lucha del hacha con el hombre.
jamás estaremos a mano / en los vacíos del bosque //
ese dolor del cielo / te persigue hasta el fondo  //
quien labra / vislumbra el universo

El aprendiz
El oficio de artesano no se aprende en la escuela. Es al modo antiguo:
un aprendiz mira // y el oficio / viene solo
El aprendiz y el carpintero son socios en el crear, en el seducir;  juntos admirar el mueble:
hace unos días / era sueño // y lo fuimos / seduciendo //  marcamos sus partes //…
hoy está / frente  a nosotros // esa luz encarnada / viene de adentro
El aprendiz contempla al carpintero con cercanía y, con algo de indiscreción, cuenta:
Amanece // a la puerta / de los aserraderos //busca restos /de árboles
Anda evitando nudos, “cicatrices del bosque”.
Este aprendiz-Antonio-poeta que se deja entrever escuchando y recibiendo
la palabra del tío
Vaya / y compre una luna
el papel escrito por el tío
Clavos de una pulgada / y dos tablas de pino
Palabra y papel del tío Antonio Cruz, voz y sombra del taller, a quien dedica el poemario Antonio Trujillo: el aprendiz, poeta y artesano.

El nosotros: asociación aprendiz-carpintero y  compromiso con el lector
El uso de la primera persona del plural sin ser abusiva, es recurrente en el poemario. El nosotros mostrado en la creación del mueble como alianza aprendiz-carpintero aparece en diversas ocasiones más, abriendo el texto a una mirada cómplice, como diciendo: también tú, lector, eres aprendiz.
Hay una invitación a dejarnos rozar el alma, a dejar tocar nuestros espíritus por la gubia, por la palabra poética, sin lo cual
estamos perdidos
Hablamos con el árbol, escuchamos la última exigencia a punto de su muerte; exigencia por la vida, por la palabra dialogante:
Lo hacemos / y algo nos convence
No cortes / el árbol //…//
lo quiere Dios / sobre nosotros

Hacia el final
Los poemas finales representan una mirada aguda, detenida, del aprendiz que descubre al emigrante-carpintero:
Era él / hablando en otra lengua / escondido en otro idioma / con ropas de extranjero
De noche… fuma / y sufre
Su taller es
…una altura // aquél reino
Evocación de Palomares, y su poemario El reino –naturaleza en la que se refugia el andino, y que a su vez se inspira en el imaginario de los textos cristianos que recogen la predicación de Jesús de Nazaret. Un reino como ideal de humanidad. Reino que se ha transformado aquí en Taller de cedro.
La memoria de la muerte, evocación de la guerra civil española, es un nudo difícil de trabajar, en una estilla:
son años con esta estilla / dentro de una república //
una guerra / nunca muere
El aprendiz observa al carpintero -al tío hacia el final de sus días. Está pacificado:
Habla solo / y lo siento victorioso
Religión y república confluyen sin trauma:
un día de estos / entro a misa / con mi corazón rojo
(Finalmente no entrará:
lo detiene / el oficio
La madera es más paz).

Epitafio: nudo y luz
Nudo, calidad de madera y brillo atraviesan el poemario: resistencia, dificultad adicional del nudo, madera de buen cedro, luz de la obra creada. El poema conclusivo es último deseo, a modo de epitafio de aprendiz que maduró su oficio:
Dios quiera // llegue a tus manos /veta más hermosa
y sueñes y digas // no importan / ya los nudos
toda madera  / ilumina
Amén.

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