domingo, 13 de agosto de 2017

Sobre Río de Hierba, de Yurimia Boscàn




PRIMAVERA

Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros... 
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta… 
Walt Whitman. Hojas de hierba 

Así dijo el bosque, y el río lo recorrió manso, entregado. Es la primavera de Yurimia y es la Primavera de un poemario que es expresión del encuentro de la mujer con el amado.
El libro está dividido en tres partes: PRIMA VERA, AUTUMNUS ET HIEMS Y SOL SISTERE. La utilización de los términos latinos (que aproxima el discurso a lo clásico y universal) remite a la formación primera de la autora en el área de Literatura, y se mantendrá en poemarios posteriores, como Los últimos días de la casa. 
En esta primera sección, Primavera, se hace un recorrido desenfadado por un tiempo de encuentro caracterizado por la presencia relacional, erótica, del Yo y el Tú como comunidad amorosa del Nosotros: 
    Tú: Has abierto / esa puerta / con / tus labios 
    Yo: He pensado / esta noche / la posibilidad / de humedecernos 
    Nosotros: Invisibles / como raíces / Sin conciencia ni verbos / en     contacto puro / con lo impuro 
Es una presencia en movimiento, ágil, vital, llena de luz. Y así se le pide al amado: 
    Baila // Devuélveme en un salto / un giro de vuelta
    hacia lo blanco 
Es el tiempo primordial, paradisíaco, en el que se mantiene la fe en la magia de la hierba: 
     Eres / mito mágico / cuando la fe / sigue/ inmensa 
Mas esta magia no sigue eternamente. El condicional del “cuando”, se verá negado en el trascurrir del tiempo. La sección se cierra con una duda: Quizás el Sol / desflore la belleza; y una pregunta: ¿Dónde vives ahora / bosque del agua…?, en metáfora que remite al título Río de hierba, en ejercicio lúdico de oposiciones y armonizaciones. Amado-bosque-lluvia-agua, amada-río-agua-hierba, equivalencias dinámicas ya enunciadas al comienzo del ensayo. 
 
OTOÑO E INVIERNO

y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces…
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
César Vallejo, Los nueve monstruos


Ya desde el comienzo de la segunda sección el Tú aparece ausente, junto con la súplica enamorada: 
    No abandones / lluvias lluvios… / No te vayas…
Los juegos verbales es uno de los rasgos repetidos en la poética de Yurimia (lluvias – lluvios). La presencia física es ausencia. El amor ya no es cosa de un nosotros. Hacer el amor ha perdido su carácter erótico: 
    Vuelvo a encontrarte / aquí / como en etéreo / 
    haciéndote el amor / dejándome llevar / y tú no estás
El movimiento –baile- en Primavera, da paso a la inmovilidad –anclaje- incluso en la propia unión sexual:
    tu espacio anclado / entre mis piernas
    Como hojas otoñales caen…
    tus discursos malheridos / poblados de fantasmas
se le increpa al amado. Y estas hojas caídas pueblan el camino:
    los pasos me llevaron / a caminos que se llenaban / de hojas / 
    y puertas cerradas
La puerta abierta en Primavera (Has abierto / esa puerta / con / tus labios) ahora está cerrada. Y llega la voz de protesta, con más explícita referencia sexual:
    No soy piernas abiertas / que esperan / roto violento / 
    convertido en agujero
    no vagina / no montañas
La magia del amor se ha transformado en simple ritual, agotándose, distanciándose en el tiempo, ritual sin fe, ritual sin vida:
    Me queda / la devoción ritual
   Eran demasiados meses / para un día / venticuatro siglos / 
   en unas horas / muertas hacia dentro…
   …sólo muerta / de espaldas al gusano
Es el tránsito hacia un invierno sin retorno. Este tránsito estacional no sucede sin dolor. Una imagen sugerente para este dolor es la tercera caída de Jesús en el viacrucis popular de la religión católica tradicional; no sólo dolor dos ves, como en Vallejo, sino ahora tres:
    Cuando marcan / las cicatrices / la tercera lágrima / rueda / 
    por el costado
La lluvia abundante del bosque ahora se lleva a cuestas (sigue la evocación del viacrucis) tan sólo “en retazos”, en gotas:
    He caminado / con gotas a cuestas / Duelen… / 
    cuánto pesa la lluvia / si se lleva en retazos
Del río-hierba ya no fluye el agua vital, sino la soledad y los espantos: 
    Del río salen/ soledad y espantos / oscuros quiquiriquíes / 
    rondan / esta hierba
El final de esta segunda sección da paso a la tercera, con voz de esperanza:
    Debe llegar agua / algún día / calmará la sed ─digo─
    este río que / habita / con esperanzas / bocabajo

VERANO

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello 
que en mi juventud me deslumbraba, 
aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, 
de la gloria en las flores, 
no hay que afligirse, 
porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.
William Wordsworth

Las dos dedicatorias iniciales se ajustan a los dos referentes temáticos con los que cierra el libro.
    A Abril
    Fruto bendito de mi vientre
    A Lucrecia Castañeda de León,
    a quien un día vi bailar bajo la primera lluvia de mayo
Los recuerdos, uno de estos referentes, signan la tercera sección del poemario:
    una gaviota… / vuela de recuerdos
    …en mí amanecen / flor y nieve / y recuerdos
    Me acordé / mariposa / que de tanto callar / existías
Son recuerdos “purificados” que han pasado por el crisol del dolor. Ya no se ansía al amado, ni la concreta experiencia sexual, sino “el esplendor de la hierba”, la belleza más integral que subsiste, y que se plasma en la primavera, la gaviota, la flor, la mariposa…. Son el baile bajo la primera lluvia de mayo.
La presencia de la niña –el otro referente- que nacerá, fruto de un amor primaveral, señalará la hora de la esperanza. Tras los despojos de hombres, volverá la magia, ahora convertida en un nuevo, esa niña Luna que lunea y lunea. Su llanto se transfigura en “buenaventuranza”:
    Tú escribes / la magia origen…
    …niña Luna / que lunea que lunea
    Nacerás cuando el sol / esté mirando / despojos pasados / 
    de hombres
    A la hora exacta / secarás la sed / la Tierra arrodillada / 
    ante tu grito / de buenaventuranza
El bendito fruto del vientre de la joven madre, ha obrado: Abril es primavera en medio del verano y mitiga para siempre todos los inviernos (en mí amanecen/ sol y nieve) a pesar de todas las ausencias que arribaron de siete en siete (siete días, siete meses, siete siglos) cargadas de espera y resueltas ahora con la llegada de un amor más verdadero: esa niña que seca la sed y arrodilla la Tierra ante su grito. Sólo queda evocar al compositor cubano Amaury Pérez para que esa felicidad de plenilunio y mediodía exorcice para siempre el invierno y ella, Abril, la que nace de cara al susto, sea eterna: 
    Acuérdate de abril recuerda 
    la limpia palidez de sus mañanas 
    no sea que el invierno vuelva 
    y el frío te desgarre el alma. 

Diciembre 2016

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