“…hería la súbita comprensión de que desde el comienzo, únicamente había estado leyendo la misma cosa”.
A vueltas con Balza y el acercamiento hermenéutico a los textos. La mirada aquí, sin embargo, es diferente –en parte- a la que propuse con relación a “Gato disperso”. No se trata, como entonces, de realizar un recorrido de ida y vuelta: de la vida a los textos y de los textos a la vida.
En el relato al que aquí hago referencia, “Un libro de Rodolfo Iliackwood”, el narrador pone una tesis audaz en palabras del “crítico literario” que irrumpe en el texto: “…hería la súbita comprensión de que desde el comienzo, únicamente había estado leyendo la misma cosa”. No se trata propiamente de la misma historia contada de diferentes modos. Es el lector –en ejercicio hermenéutico- quien asigna unidad a los hechos dispersos en el tiempo. Unos y otros hechos son atrapados por él bajo el mismo código de interpretación. Así sucede con los seis personajes del cuaderno de Roberto Iliackwood, con la muerte del autor del cuaderno, con la muerte del guerrillero peruano Javier Heraud, y con la del compañero estudiante Juan Ramón Sanz. Para el lector primero del cuaderno y cronista de los sucesos, las seis historias ficticias, más las tres reales, no son sino una y la misma historia repetida. Al morir Juan Ramón, Roberto “ha vuelto a morir con él”. No soy el primero en señalar cierto matiz borgiano en esta visión circular, repetitiva o especular. Ha dicho José Manuel González Álvarez:
El abocamiento irreductible a la literatura remite con claridad a Borges, a quien Balza parece homenajear igualmente en “Un libro de Rodolfo Iliackwood”, ficción constituida por una póstuma reseña ficticia sobre un escritor inexistente.
Aunque igualmente podría señalarse el giño a Cien años de soledad, con los Buendía una y otra vez repetidos en su historia y sus batallas.
Pero la posibilidad de lectura de los cuadernos e historias de rebeldes no es unívoca. Otro lector, Juan Ramón Sanz (JRS), toma el texto para sí, lo hace propio, único, y reta al anterior lector a aprender este otro modo de leer: “me dijo que de ahí debería dedicarme a aprender”. ¿Podría interpretarse esto como una proclama anti-borgiana? ¿Se estarían planteando aquí la tesis y la antítesis de la escritura socio-política? Tesis: todo texto político no hace sino repetir lo de siempre. Antítesis: cuando el texto político va acompañado por el compromiso vital se hace nuevo. ¿Se estaría aquí diciendo una doble palabra sobre la escritura? Junto a una perspectiva apolítica juguetona con laberintos y espejos, que parece ser la del narrador final, aparece la mirada más sociopolítica de Rodolfo, Javier y Ramón. ¿Dónde se sitúa Balza, el autor del ejercicio narrativo? ¿Cómo leemos el texto hoy? La apertura hermenéutica del texto y su polivalencia –así dijo Bajtin- escapa incluso a la pretensión de cerrarlo –supuesto negado: si la hubiera- por parte del mismo autor.
Ahondando en el enfoque: si hay diversos acercamientos posibles, ¿habrá alguno más verdadero? Leí recientemente una novela –pido escusas por la reducción- de Jorge Amado, Los viejos marineros, en la que también se plantea este asunto de la verdad, de modo muy simpático. El capitán de altura Vasco Moscoso de Aragón ¿lo es realmente?, ¿o todas sus historias son mentira falaz? ¿Cuál de las muertes de Quincas Berro Dagua fue la verdadera? La película Rashamon, de Akiro Kurosawa, plantea esta misma temática desde la óptica cinematográfica: ¿cuál de las historias presentadas es la verdadera? No hay una respuesta final. Cada versión de los hechos corresponde al acercamiento de cada uno de los sujetos. Jorge Amado –a través de uno de sus narradores- se pregunta por una moraleja que pueda extraerse de esas historias:
¿Está la verdad en eso que sucede todos los días, en los acontecimientos cotidianos, en la mezquindad y chatez de la vida de la inmensa mayoría de los hombres, o reside la verdad en el sueño que nos es dado para huir de nuestra triste condición?…. ¿Dónde está la verdad? Díganmelo, por favor: ¿en la pequeña realidad de cada uno o en el inmenso sueño del hombre?
Gustavo Guerrero ha escrito, a propósito de los personajes de Balza:
De ahí que la verdad de cada uno sea irreductible…. ¿Cómo adivinar las formas de un sino en las historias de “La mujer porosa”, de la “Carta a Tlilt” y de “Un libro de Roberto Iliackwood”?
En línea de lo que se mostró en relación con “Gato disperso”, el ejercicio narrativo de Balza permite una reconstrucción cronológica de los hechos que cumpliría el siguiente itinerario:
1 Estadía de Roberto Iliackwood (RI)en San Rafael (1952)
2 Entrega del cuaderno (con 6 relatos)
3 Prisión en una de las islas del Orinoco
4 Muerte de RI (1953)
5 Lectura del cuaderno (1962)
6 Muerte de Javier Heraud (1963)
7 Desapropiación del cuaderno por JRS (1963)
9 Segunda lectura del cuaderno
8 Muerte de Juan Ramón Sanz (1964)
9 Cartelera informativa universitaria (1964)
10 Relato final (1964)
Narrativamente, sin embargo, el orden es otro. Hay tres “detonantes narrativos” (la muerte de un compañero de estudios, la recuperación y lectura de un cuaderno de relatos, la información leída en una cartelera universitaria). Cada uno de ellos –primero y último confluyentes- abre diversos modos de narrar: crónica, ensayo o relato total, y se muestra al lector en diversos formatos: cuaderno, cartelera, libro, página web o blog.
1 Primer detonante narrativo: Muerte de JRS.
- CRÓNICA 1:
- a) Hacia atrás: Evocación de la muerte de RI. Prisión de RI y muerte.
- b) Más atrás: Origen probable de RI. Estadía de RI en San Rafael. Entrega del cuaderno.
2 Segundo detonante narrativo (años después): Recuperación y lectura del cuaderno.
- ENSAYO: Crítica y teoría literaria. Evocación de muerte de JH y crítica literaria del cuaderno.
- CRÓNICA 2: Entrega del cuaderno a JRS (1963) y muerte de JRS.
3 Detonante narrativo originario: CARTELERA INFORMATIVA UNIVERSITARIA (1964)
- RELATO TOTAL
A la vista de esta estructura se puede preguntar: ¿cómo se construye el texto final, a partir los manejos temporales y los diversos géneros literarios presentes, retazos de vidas contadas? Respecto al tiempo en los ejercicios narrativos de Balza, Armando Navarro escribe con precisión:
En primera instancia, la linealidad narrativa resulta inútil; el patrón estructurante rompe la linealidad y el texto se va erigiendo en forma fragmentaria para ubicarse en diversos tiempos y espacios que interactúan en relaciones próximas o remotas. En segundo lugar, el escritor se propone aprehender una estructura activando sus aristas creativas y, en consecuencia, una vez concretizada la escritura, la misma requiere de un lector cuya competencia supere la de aquel quien afronta la literatura cotidiana.
Respecto a los diversos géneros, se puede apreciar que una parte importante del relato al que se refiere este ensayo la constituye la crónica de la estadía de RI en San Rafael, su prisión y muerte. Empezando por su trágico final, se retoma la historia de su cotidianidad rural para concentrarse en su actividad literaria. Son tres acercamientos circulares, en progresión, a este personaje protagonista de la historia. La crónica parece anclada en memorias de infancia. Mireya Margarita Vázquez Tortolero lo ha dicho así:
“Un libro de Rodolfo Iliackwood” también es un recuerdo infantil. Este personaje de nombre ficticio, existió en el Delta y murió allí. Un extraño personaje un poco loco, perseguido por la Seguridad Nacional. En este cuento, Balza revive sucesos de la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez: injusticia social, persecución política, guerrillera, muerte.
El ensayo sobre los cuadernos de RI constituye otra importante sección. A veces, en sus relatos, Balza utiliza la teoría como un acto de reflexión.
En esos relatos, de una u otra forma se teoriza acerca de la escritura como acto y como proceso. En "Un libro de Rodolfo Iliackwood”, vemos que el personaje es escritor (Mireya Margarita Vázquez Tortolero).
Y aquí se lee, dentro del relato, la proclama tan frecuentemente citada por los comentaristas de Balza:
El acto inteligente que implica la denuncia de injusticia social, el paralelismo imprescindible entre forma y contenido, y la evidencia de que la capacidad creadora es máxima cuando se sabe que la situación no admite retardo.
Proclama que está en consonancia con la opinión de JRS sobre los relatos del cuaderno, pero que supone un contrapunto a la actitud del lector y cronista final que no se tomó demasiado en serio el cuaderno (y hasta esperó 9 años para leerlo).
Una segunda crónica, abierta desde el primer párrafo del texto, refiere los encuentros con JRS y su muerte violenta. Como texto que fundamenta esta segunda crónica está la noticia de sucesos colocada en una cartelera informativa universitaria.
Crónicas, ensayo y noticia de prensa publicada en cartelera conformarán serán retomados en el relato total, el ejercicio narrativo, de autoría balziana. ¿Qué estamos leyendo, cuando nos apropiamos de este relato? ¿Leemos crónicas de luchas guerrilleras? ¿nos situamos como estudiantes ante las carteleras informativas? ¿o somos los críticos literarios que nos reconocemos en las teorías planteadas? ¿es necesario escindirse, para leer, hurgando en los mini-relatos dentro del relato?
Y más se puede preguntar. ¿Quiénes son los narradores de este ejercicio? ¿Acaso un cronista, que rescata los hechos? ¿O el ensayista, que plantea su teoría de ética y estética literaria? ¿O es un narrador novedoso que pretende presentar un texto total? Armando Navarro ha dicho que:
En la narrativa de Balza interactúan lo imaginario y lo técnico en juego dinámico que abarca la concepción del texto, la determinación consciente de su estructura y las estrategias requeridas para proponerlo al lector.
¿Cómo proyectó sus relatos el autor del cuaderno, que parece repetir la historia de sus personajes? ¿Cómo recibieron las historia de los cuadernos sus primeros lectores: el segundo lector, que sigue la misma ruta; o el primer lector que parece distanciarse de tales historias?
Me parece simplista una mirada sobre el texto que lo arrastra al posicionamiento político en la coyuntura actual venezolana desde la supuesta evolución del pensamiento socio-político del autor (se asiste a un intento de esto en Silvia Cordoliani). Una mirada más amplia invita a seguir lanzándolo a sus múltiples vías de acceso; aquellas que permiten seguir disfrutando de todo buen texto como éste.
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