Villa
Sur es una novela con raigambre local y pretensión de trascendencia. Villa
Teola, actual espacio cultural situado en Los Teques, fue antigua mansión
propiedad de un general de Juan Vicente Gómez. Sobre ella se tejieron, una vez
que quedó deshabitada, las más variadas historias de espantos y aparecidos. Sus
parajes son el escenario propicio para que Hermes eche a volar su inspiración y
construya esta original novela, con sabor a crónica local, a relato fantástico,
a leyenda y a mito.
El
relato se separa del tradicional orden cronológico lineal, para adentrarse en
una trama más compleja, asumiendo diversas perspectivas en la narración. Trayendo
a mano algunos datos históricos dispersos enraizados en Los Teques, junto con
algunas experiencias personales vividas por el autor y agregando un poco de
fantasía recreadora, se evoca la historia de la Mansión, Villa Sur y La Cuadra,
nombres con los que se determina el espacio geográfico en el que se desarrolla
principalmente la novela.
Así
señala Hermes que: La Cuadra se originó a
raíz de la invasión de los terrenos, llamados Villa Sur, del general Perozo,
edecán del último dictador que tomó el poder en el país... (La Mansión). Fue
propiedad de los Perozo para la época, luego pasó a manos de un ministro de la
llamada democracia representativa. Ministro al que describe al final de sus
días como paralítico, viudo y sin hijos.
Los
damnificados de El Valle (extensa zona popular de Caracas), desplazados después
de un temblor (1967 es el año del mayor temblor en Caracas durante el siglo
XX). Se refugian con plásticos y piden reubicación. Les prometen casas y no les
cumplen. Toman los terrenos y organizan la insurrección. Mil familias
invadieron las tierras, y se mandó desalojarlas siendo gobernador Gaspar
Metich. La novela juega entre ficción y realidad. Sin nombrar Caracas ni 1976,
las referencias al temblor y los desplazamientos consecuentes permiten datar los
hechos en una realidad puntual.
La
década del 60 corresponde también a la presencia de la guerrilla en Venezuela.
Este referente histórico permite contextualizar la resistencia de los
pobladores, la creación de la Policía Gris y de Brigadas policiales especiales,
el atentado contra la policía, el sótano para los interrogatorios y la
reclusión en el Sitio… Valerio Gil será Gobernador y dueño de los terrenos al
morir el ministro, su anterior propietario. Instala a la policía en sus
recintos para el control y desalojo de los invasores. Se crea el Sitio (como
sede la Seguridad) y el Museo.
Los personajes y
el argumento
EL
HIJO DEL VIGILANTE: Le cuenta al escritor-narrador las historias de la relación
de su padre con Valerio Gil. Pasó de cuidador de la mansión a tener un cargo en
la gobernación, y luego ser guardaespaldas del Prefecto (el mismo Valerio),
hasta su muerte.
PORFIRIO-GLORIA-SILVINA:
Porfirio era pintor y padre de Alenio. La madre era una andina: Gloria. Porfirio
–desplazado- lleva a Alenio, siendo niño, a tierras de Villa Sur. Tiene, además,
una niña ciega. En Villa Sur Porfirio convive con Silvina. Vive en escondites. Fue
maltratado, condenado y atropellado en la utopista cuando llegaba borracho (se
insinúa su asesinato). Poco después acusan a la viejita Silvina Ochoa de
ciertas pintadas con sangre de gallina en contra del gobierno. La policía,
finalmente, también la mata. Valerio Gil, dueño de las tierras de Villa Sur, crea
la Brigada gris, contra grupos rebeldes de la Cuadra.
ALENIO
- LA CIEGA: Son la “descendencia de la desesperanza”. Ambos huérfanos, vivirán
junto al cementerio, en un rancho. Alenio José vaga enloquecido con tres perros
por el cementerio cercano, es sepulturero y repite sin cesar: “la vaina está
fea”. Alenio guarda la memoria de su padre, Porfirio. La ciega nace a la
madurez sexual, y recuerda a la viejita Silvina asesinada. Los perros ladran,
Alenio oye gente. Una voz le previene. Los perros encuentran una cabeza. Alenio
le abre los ojos azules. La lleva a casa. La cree viva. Es la cabeza de El
Catire. Un Alenio harapiento es interrogado por el policía Castor Peña. Los
perros ladran. Alenio está con la cabeza. Ha sido llevado al Sitio. Castor lo
interroga en los calabozos y sótano de la Mansión de Villa Sur. Lo deja ir, con
la cabeza, por los perros que lo protegen. Castor le pide al sargento Molina
seguirle los pasos a Alenio. “Síguelo a donde vaya”. Son fiestas de San Juan.
La ciega mata a Molina, que llega al rancho de noche. Ella le ha contado de su
deseo desde que tenía sexo con El Catire, ahora muerto. Molina le había
ofrecido “ayuda”. Pero llega a forzarla
y lo acuchilla. Alenio llega a retirar el cuerpo. Alenio cose el cuerpo de
Molina, con la cabeza de El Catire. La ciega tiene sexo con este nuevo
engendro. Alenio pasea afuera. Luego le cuenta a Castor Peña.
POLICÍA
NARRADOR: Es el policía compañero de Chicho, perteneciente a la brigada gris.
Ambos van a investigar pasquines en tierras de Valerio Gil. Entonces se narra la
historia de la vieja Silvina. El comandante Castor Peña forma un cuerpo secreto,
con Chicho y el policía narrador. A este policía lo vigilan como posible
traidor. Sin embargo, descubren un escondrijo secreto, con la contraseña: cambur
pintón. El narrador hace planes. Encienden cigarrillo. Es la señal. Les lanzan
granadas. Muere Chicho. El policía narrador pierde las piernas. El Policía
narrador, sin piernas, vive en una habitación del Museo. Es encargado de las
llaves. Hay más desaparecidos. Van diez (se los comen los perros). Sargento
Molina es uno de ellos. Antes había sido el Catire. Valerio Gil es el gobernador.
El comandante del El Sitio es Castor Peña. La Policía Gris actúa en los
sótanos. Hay un reclutamiento para grupo especial. El policía narrador, sin
piernas, visita a la ciega en su rancho.
Tienen sexo y ella le ofrece arreglarle las piernas. El Catire-Molina habla a
Alenio, se despide de la hermana, le habla de la propuesta del policía sin
piernas, quien le dará trabajo como policía a cambio del arreglo de sus piernas.
El cuerpo de Tucuso, nuevo personaje, que se revela como hermano de Valerio
Gil, congelado, está preparado para quitarle las piernas. El policía narrador hará
de la ciega su mujer (el Catire-cosido ingresa
a la policía y le deja hacer). Alenio, Catire y ciega llegan a ayudar al
policía sin piernas. Las tomarán de Tucuso muerto. Le cosen. Castor Peña busca al
expolicía –ya con piernas- para cena con gobernador. Saben que puede caminar
perfectamente. Alenio y la ciega siguen en los sótanos, con el Catire.
VALERIO
GIL - CASTOR PEÑA: Valerio Gil es el
Gobernador. Conoce a El Catire-Segundo Molina, reclutado por Castor. Se
presenta como parecido a Molina (es el cosido –lo sabe lector). En la fiesta de
Graduación de policías, el gobernador queda embarazado de El Catire. Castor
Peña se presenta como personaje instruido. En el capítulo Los Montiles, juego
de Motilones y Machiques, Castor Peña actúa como dueño de El Sitio. Lee un
libro robado a los curas sobre el desplazamiento de los indígenas. Castor mantiene
relación homosexual con el gobernador Valerio Gil. Se asegura de la desmemoria
de Molina respecto a ello.
TUCUSO
– BYRON – JOSEFA DE LOS REYES DE GIL: Nuevos personajes. Byron actúa como
médico de la familia. Es llamado El Catire. Byron mantiene relación con madre
de Tucuso, doña Josefa de los Reyes de Gil. La familia padece enfermedad hereditaria. Tucuso
está loco y es tratado por Byron. Tucuso se insinúa haber tenido relaciones
incestuosas con su madre. En el entierro de la madre están Tucuso y Valerio,
sus dos hijos. Byron cae mal a Valerio y se habla de negligencia médica. Eso
explica la aparición de la cabeza de El Catire en las cercanías del cementerio.
Segundo Molina, parecido con Byron, médico de Josefa. Ha incorporado su cabeza.
Estrategia
narrativa
Así
comenzó todo: narrador, primera persona, decisión de escribir, a vista de la
montaña, diálogo de jardineros (mitos, raíces…). Se apela al mundo mítico, a la
presencia de los dioses. Conversación de jardineros desde la ventana del Museo.
Esto desbarata un poco el asunto del género, pues nos avisa de que se condimenta
con la leyenda y el mito.
Este
narrador, tras los juegos de narración interiores (habla Tucuso, habla la ciega,
habla el hijo del vigilante…), se muestra como el expolicía con las piernas
cosidas. Su reflexión sobre el mundo caótico tiene que ver con esta mezcla
–rasgadura y cosimiento- en la humanidad que somos.
La
presencia del Incógnito aureola la novela con el ingrediente del misterio, de
lo transcendente. El Incógnito lo ha estado espiando y le recrimina. El incognito se revela al narrador. Le habla
del mundo caótico creado por Dios. Clave para entender la historia, por extraña
que parezca. Así se explican los cuerpos cosidos, o el embarazo de Valerio.
La
novela aborda con soltura diversas temáticas: el sentido caótico de la vida,
que se pretende explicar recurriendo a la metafísica, a la presencia de los
dioses y de otros seres misteriosos; los conflictos sociales manifestados en la
resistencia de los pobres frente a los poderes económicos y políticos, y en la represión
policial; el amor interhumano discurriendo al azar del tiempo y las
imprevisiones; la enfermedad, la psiquis humana y la locura… la desesperanza,
como nombre dado a la descendencia de los pobres.
Los
aspectos más notables de la fantasía creadora, como son los cuerpos cosidos por
Alenio y el embarazo del gobernador Valerio, nos acercan al tema de la
literatura fantástica en América Latina, y en particular al de los “monstruos”.
Para el filósofo Canguilhem (1976) el surgimiento del monstruo “cuestiona la
vida, en cuanto al poder que posee de enseñarnos el orden”, al hacer dudar de
que “lo mismo pueda engendrar lo mismo” haciendo aflorar, por lo tanto, el
temor, ya que el monstruo es “lo otro”, lo fuera de la norma: “lo montruoso es
lo viviente de valor negativo [...] es el contravalor vital. [...] es lo
maravilloso al revés, pero maravilloso a pesar de todo”. Así se rebela en esta
novela lo “monstruoso” como lo caótico de un orden divino que cuestiona nuestro
orden dado.
Conclusión
Lo
más destacable del relato, a mi modo de ver:
Su
apuesta a una narrativa contemporánea, cuidadosa.
Su
juego entre la realidad y la fantasía. Más que a lo real maravilloso, el relato
se acerca al realismo fantástico. Los textos son reales hasta que se quiebra
esa realidad con un hecho fantástico.
Su
dimensión local. Es la novela de Los Teques que faltaba.
Su
historicidad, con buena dosis de denuncia social y desenmascaramiento de los
poderes económicos apoyados por el aparato represivo militar.
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