Escribir
sobre un hombre que se nos ha ido de esta existencia palpable, que ha
trascendido la historia -ha pasado a otro plano, gusta decir la
postmodernidad-, supone siempre un reto de difícil abordaje. ¿Por qué y para
qué lo recordamos?, podemos preguntamos. Deja a los muertos y vive tu tiempo, podemos
escuchar. Y más, en el caso concreto de Pedro Casaldáliga, fallecido el 8 de agosto
de 2020, aunque existan algunas razones importantes para recordarlo, ¿no hay
otros que lo conocieron mejor y pueden decir, y dirán, con más propiedad sobre
su vida?
En
el portal https://www.religiondigital.org/,
buenos amigos de Pedro y varios teólogos han escrito palabras conmovidas,
cercanas y comprometidas. Los artículos de José Luis González Faus y Benjamín
Forcano son amplios y desarrollan sin prisas su acercamiento a la vida y
escritos de Casaldáliga. Los recomiendo como textos de enriquecimiento personal
y de buena aproximación al legado de Casaldálida.
https://www.religiondigital.org/opinion/Benjamin-Forcano-Casaldaliga-ronda_0_2257274275.html
https://www.religiondigital.org/opinion/Casaldaliga-Juan-Cruz-guerrillero_0_2257274270.html
Leonardo
Boff, en su columna semanal, se ha referido a la teología presente en sus poemas:
El obispo poeta Pedro Casaldáliga y la tradición de la mística poética española,
2020-08-10. http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=998
Con
similar clave, Víctor Codina, en 1987, ya había escrito un analítico texto sobre
La Teología poética de Pedro Casaldáliga.
En
obra colectiva de 2008, Pedro
Casaldáliga. Las causas que dan sentido a su vida. Retrato de una personalidad,
diversos autores ampliaron esta perspectiva. En la primera parte de este libro,
se abordan algunas de estas Grandes Causas: la Patria Grande, la Tierra, las
Causas Indígena, Negra, de las Mujeres, de los Pobres, del Diálogo Interreligioso,
de los Mártires, de la Iglesia, de Dios. En la segunda parte se abren camino
algunos rasgos para el Retrato de su Personalidad: hombre, misionero, poeta, profeta,
inspirador, teólogo… Escritores y
escritoras, teólogos, compañeros y amigos desarrollan estos textos, entre
ellos: Miguel D’Escoto, Ivone Gevara, Leonardo Boff, José Mª Vigil, Jon Sobrino,
J. Ignacio G. Faus, Teófilo Cabestrero, Nicolás Castellanos, Adolfo Pérez
Esquivel, Zofia Marzec, Benjamín Forcano, Maximino Cerezo, Marcelo Barros, Dom
Tomás Balduino…
Sin
embargo, como sucede en el ejercicio de leer textos, que pasa por el vaivén
hermenéutico del sujeto al texto y del texto al sujeto, así mismo ocurre con
las vidas que nos interpelan, y que leemos desde nuestras particulares maneras
de acoger sus existencias. Lo que podemos decir sobre otros, también será leído
por quienes recogen nuestras palabras de modo bien distinto a como lo harán con
otras palabras…
Cobra
relieve de ese modo la relación establecida con la persona a la que nos
referimos, y la relación que guardamos con quienes nos leen. Dobles hilos que
se tejen, redes y más redes. Así que me decido a poner por escrito algunas
cosas sobre Pedro, no de modo genérico o con pretensión sintetizadora o
analítica de su existencia o sus textos, en un discurso de totalidad teórica,
sino en cuanto fue significativo a lo largo de mi recorrido vital. Dicho de
otro modo, no voy a referirme a su vida propiamente, que como dejo sentado,
otros conocieron más de cerca, y sobre Pedro Casaldáliga han dicho y podrán
decir mejor… sino a cómo su vida afectó la mía propia, a cómo fui recibiendo su
vida en mis manos y mi corazón.
Espero
eludir, no obstante, la previsible egología, dado el enfoque, para hacer de mis
sentires ¿un espejo, un reflejo, una sombra? (imperfectas imágenes) de la vida
de este hombre que nos convoca en su muerte, que nos convoca a la Vida.
Hago una segunda
aclaratoria. Cuando digo que abordaré la vida de Pedro Casaldáliga, digo en
realidad que tomaré sus textos y algunas referencias o experiencias cercanas de
amigos. A él nunca lo llegué a conocer personalmente. El primer texto que
recuerdo de él fue aquél tamquam leo
rugiens. Lo explico. Era el año 1979 y andaba yo en eso de formarme en la
vida espiritual en un noviciado religioso. Mi maestro me había recomendado,
para mis inquietudes, la lectura de un texto de entrevistas de Teófilo
Cabestrero, religioso, periodista y escritor, a Pedro Casaldáliga (Teófilo Cabestreros,
Diálogos en Matto Grosso con Pedro
Casaldáliga, 1978). Muchas cosas me motivaron de aquel texto, pero en
especial se me quedó grabado aquel sorpresivo latín. Respondía Casaldáliga
sobre su ritmo cotidiano de oración, y los textos que utilizaba para dirigirse
a Dios al cerrar el día: los textos tradicionales monásticos llamados de
Completas; ejemplificaba con ellos su modo de abandono en el Misterio Mayor.
Pero añadía: “me salto, eso sí, aquello de tamquam
leo rugiens…” (cito de memoria). Se refería al texto tardío del Nuevo
Testamento: “el enemigo de ustedes, el diablo, anda, como león rugiente,
buscando a quien devorar” (1Pe 5,8). En mi perspectiva de moral comprimida, se
abría una brecha de libertad. Me hablaba todo “un señor obispo” de saltarse
textos bíblicos, por un lado, es decir de establecer unos criterios
hermenéuticos de acercamiento a los llamados “textos sagrados”, me hablaba de
saber encontrar lo importante en el camino espiritual, y de evitar lo
accesorio, me hablaba del despojo de todo fundamentalismo… No se me olvidó la
lección.
Por
ese entonces, y desde 1975, veníamos escuchando al cantautor español Ricardo
Cantalapiedra, el mismo del que se hizo famosa en Venezuela la canción El peregrino, en la primera visita del
papa Juan Pablo II, interpretada por el niño Guacarán. Cantalapiedra había
musicalizado un poema de Casaldáliga, Equívocos.
Aún lo podemos escuchar en youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=3N-ni-bF8ag&list=PLlcXCWbMVTtltfrBJQKkuCF_3xWVq42NP&index=22
Donde tú dices ley, yo digo Dios.
Donde tú dices paz, justicia, amor, / yo digo Dios.
Donde tú dices Dios, / yo digo libertad, justicia,
amor.
En
1979 supe que la letra era del obispo Casaldáliga. Poema antiguo en que, por un
lado, se relativizan la ley e, incluso, nociones como paz, justicia y amor,
apuntando más allá de ellos, trascendiendo el mero concepto… Pero, luego, en un
giro paradojal, se relativiza al mismo Dios, o su concepto, reservando la
verdad del mismo a su eficacia histórica: libertad, justicia y amor. Decir así de
Dios, en la dictadura franquista, ameritaba la censura, cosa que sufrió
Cantalapiedra en alguna de sus convocatorias musicales que realizó (obviamente,
no solo por la canción Equívocos).
En
el mismo libro de Diálogos en el Matto
Grosso, un segundo tópico que me fue interpelando a medida de su lectura, en
la España recién salida de la dictadura, fue la posición valiente del obispo en
defensa de los pobres, con sus consecuencias en el contexto de la dictadura de
Brasil. Casaldáliga había pasado por intentos de atentado, había sido amenazado,
repetidamente, de expulsión del país y de muerte, había sido detenido e
interrogado, había sido testigo de la muerte del sacerdote Joao Bosco en 1976,
a manos de los cuerpos de seguridad de estado, había sentido de cerca “la
muerte rondera ronda”. De ahí, su Cantiga a la muerte:
Ronda la muerte, ronda/ la muerte rondera ronda
ya lo dijo Cristo antes que Lorca.
Que me rondarás, morena, / vestida de miedo y sombra.
Que te rondaré, morena, / vestido de espera y gloria…
Que me rondarás en mí / o en los pobres de mi Pueblo,
o en las hambres de los vivos
o en las cuentas de
los muertos…
¡Tú nos rondarás / pero te podremos!
Este
cariz profético suyo, la causa por la que sufría la persecución, la defensa de
los sin tierra, de los indígenas y sus derechos, fue el otro rasgo que me dejó
marcado, en mi juventud, que soñaba con una vida en esa misma dimensión de
entrega más plena a Dios y a los pobres.
Con
un título provocador, tuve en mis manos, sería en 1980, Los poemas malditos del obispo Casaldáliga. En su prólogo se
explicaban las tensiones ocasionadas, no solo con gobierno y terratenientes,
sino también con algunos obispos de la conferencia de Brasil, que lo acusaron a
Roma de comunista e increyente. En el libro se explicaba cómo, para
desacreditarlo, se retocaban sus poemas, manipulando su contenido. El libro,
tenía la intención de mostrar lo poemas en su integridad, seleccionando
aquellos con rasgos más combativos, y que habían sido utilizados en su contra. Allí
se pueden leer, entre otros, estos versos:
Me llamaran subversivo / y yo les diré lo soy…
Con un cayo por anillo / monseñor cortaba arroz,
¿Monseñor martillo y hoz?
Maldita sea la cruz / que el poder hinca en el Pueblo,
en nombre de Dios quizás.
Maldita sea la cruz / que la Iglesia justifica
- quizás en nombre de Cristo-
cuando debiera abrasarla / en llamas de profecía.
¡Maldita sea la cruz / que no pueda ser La Cruz!
El
24 de marzo de 1980 es asesinado en San Salvador, Monseñor Romero. Han pasado
las Conferencias Episcopales de Medellín y Puebla, y un buen grupo de obispos
latinoamericanos van asumiendo crecientes y decididos compromisos con los
pueblos sufrientes de América Latina. La muerte de Monseñor Romero se inscribe
en este contexto socio-político y eclesial. Su muerte es consecuencia de su
vida, vida entregada en defensa de los más pobres, de comunidades rurales
perseguidas por el Gobierno de El Salvador, a través de sus fuerzas armadas,
represivas de poblaciones y perpetradoras de masacres. Los tres compañeros
salvadoreños con quienes compartía mi vida entonces, me hicieron sentir de
cerca lo que pasaba en su país. Inmediatamente al asesinato de Monseñor Romero,
Casaldáliga escribió un poema inolvidable.
http://www.servicioskoinonia.org/romero/poesia.htm
Estamos otra vez en pie de testimonio,
¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!
Romero de la paz casi imposible en esta tierra en
guerra.
Romero en flor morada de la esperanza
incólume de todo
el Continente.
Romero de la Pascua latinoamericana.
Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a
divisa.
…
San Romero de América, pastor y mártir nuestro:
¡nadie hará callar tu última homilía!
Casaldáliga
iba tomando, en sus acciones solidarias y de defensa de los más pobres, y en sus
escritos, un tinte continental. Su palabra pasaba de su natal Cataluña, al
Brasil del Matto Grosso, y desde ese rincón de la Amazonía, a todo el continente…
Pedro se fue haciendo, a los pocos años de su presencia en estas tierras,
referencia cristiana profética contemporánea.
De
poema en poema, la vida de este hombre se me fue haciendo compañera. Seguí sus
publicaciones por un tiempo. En 1985 organicé en un folleto casero, hecho a
retazos de fotocopia, con una amplia antología de los poemas publicados hasta
entonces, folleto que fui ampliando hasta 1992 y más. Aún lo tengo conmigo. Hoy
se puede acceder a la mayor parte de sus poemas en las redes, específicamente
en la sección de web servicios koinonia correspondiente
a este enlace:
http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga/poesia/index.html
En
sus poemas intenté calar su alma. Su vida en simplicidad:
No tener nada. /No llevar nada.
No poder nada. / No pedir nada.
Y, de pasada, / no matar nada; / no callar nada.
Solamente el Evangelio, / como una faca afilada.
Y el llanto y la risa en la mirada.
Y la mano
extendida y apretada.
Y la vida, a caballo, dada. / Y este sol y estos ríos
y esta tierra comprada,
por testigos de la Revolución ya estallada. / ¡Y “mais
nada”!
Su
visión de un Jesús sorprendente y vecino:
Ya sé / que hace mucho que lo sabéis, que os lo dicen,
que lo sabéis fríamente porque os lo dicen con
palabras frías…
Yo quiero que lo sepáis de golpe, hoy, quizá por
primera vez,
absortos, desconcertados, libres de todo mito…
Quiero que os lo diga el Espíritu
¡como un hachazo en
tronco vivo!
Quiero que lo sintáis como una oleada de sangre en el
corazón de la rutina.
Quiero que tropecéis con Él
como se tropieza con la
puerta de la Casa…
Quiero que lo encontréis, en un total abrazo,
Compañero, Amor, Respuesta…
No podéis negarme que lo estáis esperando,
con la loca carencia de vuestra vida repudiada
como se espera el aliento para salir de la asfixia…
Se llama Jesús
Se llama como nos llamaríamos si fuéramos de verdad
nosotros.
Su
opción decidida por los más pobres:
Voy a cambiaros el revólver chulo / por un bolígrafo
de cuentas.
Para que no os engañen nunca
ni los fazendeiros, ni
los comerciantes,
ni el ministerio de hacienda.
¡Disparad hojas de libros / entre las hojas de la
floresta!
¡Bebed, en las noches claras, / la “pinga” de otra
fiesta!
¡Emborrachaos de sabiduría y de belleza…
-Esta es la tierra nuestra: / ¡la libertad, humanos!
Esta es la tierra nuestra: / ¡la de todos, hermanos!
La Tierra de los Hombres / que caminan por ella
a pie desnudo y pobre.
…
-¡Prostitutos creídos / de la Madre común, / sus
malnacidos!
¡Malditas sean las cercas vuestras,
las que os cercan
por dentro,
gordos, solos, como cerdos cebados,
cerrando, con sus
títulos y alambres,
fuera de vuestro amor a los hermanos!
En la aldea de Meruri, de los indios Bororo, escenario
del martirio del P. Rodolfo y del indio Simão, durante la segunda celebración
funeraria.
La tarde dora el aire estremecido
y dora el polvo
sobre el coche intruso,
zurcido por las aves sorprendidas.
La luna nos contempla, retraída,
como un sello de
plata prematuro.
…
La tarde dora el aire y la memoria,
dora en semilla de Bororo y Cristo
la sangre de
Simão y de Rodolfo.
No me quitéis la sangre de los mártires
del cáliz que
alimenta mi osadía.
Si les priváis del Testimonio,
¿qué les queda a los
Pobres de América Latina?
Roma, la misma Roma, / ¿qué sería si callase en sus
piedras
la hermana sangre antigua?
Poco
habitual en él, el recurso a la ironía aquí mostrado, nos permite situar
críticamente su perspectiva cristiana sobre los pobres:
Bienaventurados los ricos, porque son pobres de
espíritu.
Bienaventurados los pobres, porque son ricos de Gracia.
Bienaventurados los ricos y los pobres,
porque unos y otros son pobres y ricos.
Bienaventurados todos los humanos,
porque allá, en Adán, son todos hermanos.
Su
compromiso claramente político, militante, cuando así lo vio necesario, lo descubría
por los años 80, en dos representativos poemas dedicados a Leonel Rugama,
seminarista y poeta, muerto en Managua el 15 de enero de 1970, combatiendo
contra un batallón de la Guardia Nacional de Somoza, en un desigual
enfrentamiento; y otro al Che. Sin perder nunca el horizonte mayor marcado por la
fe en Jesús.
LEONEL RUGAMA
-¡Que se rinda su madre, / que se rindan sus armas,
que se rindan sus dólares, / que se rinda su imperio!
Nosotros seguiremos avanzando / más allá de la muerte.
Santo negro amerindio, / Leonel, / compa, / hermano,
¡niño maestro nuestro!
AL CHE GUEVARA, EN SU MUERTE
Y, por fin, me llamó también tu muerte
desde la seca
luz de Vallegrande.
…
Somos amigos / y hablo contigo ahora
a través de la
muerte que nos une;
alargándote un ramo de esperanza,
¡todo un bosque florido
de iberoamericanos
jacarandás perennes,
querido Che Guevara!
Su
ejercicio poético descolonizador, quedaba resaltado en sus sonetos: A Colón, al
anónimo (a) conquistador, misionero, indio, negro o madre. De ellos extraigo
algunos cuartetos y tercetos.
Tierras, tesoros, vidas, de un acaso,
perdido nos hallaste y nos vendías,
Cristóbal, ¿de qué Cristo portador?
Venías para el rey, por la fortuna,
perdones y oro codiciando a una,
héroe y bandido mitad por mitad.
La espada tu Evangelio desmentía,
los yelmos apagaban tu fervor,
¡la mucha sangre de tu Eucaristía
no era sólo la sangre del Señor!
Eras tierra, pasión, memoria, mito,
culto en la danza y fiesta en el sustento.
Pero ellos te imputaron el delito
de ser otro y ser libre como el viento.
Los labios gruesos del amor y el canto
no besarían más la tierra amada.
Toda la sal del mar sería llanto;
sólo muerte y exilio, la mirada.
Madre de hijos hechos a la lumbre
y de hijos impuestos por acoso,
somos la despoblada muchedumbre
de tu amor y tu vientre sin reposo.
La
relación entre fe y compromiso socio-político, ampliamente mostrada en sus
textos, la encuentro bellamente recogida en este poema a María de Guadalupe:
Señora de Guadalupe, patrona de estas Américas:
por todos los indiecitos que viven muriendo, ruega.
¡Y ruega gritando, madre! La sangre que se subleva
es la sangre de tu Hijo, derramada en esta tierra
a cañazos de injusticia en la cruz de la miseria.
¡Ya basta de procesiones mientras se caen las piernas!
Mientras nos falten pinochas ¡te sobran todas las velas!
Ponte la mano en la cara, carne de india morena:
¡la tienes llena de esputos, de mocos y de vergüenza!
¡La justicia y el amor: ni la paz ni la violencia!
Señora de Guadalupe: por aquellas rosas nuevas,
por esas armas quemadas, por los muertos a la espera,
por tantos vivos muriendo, ¡salva a tu América!
El
mismo Casaldáliga explicaba, no hace muchos años, en entrevista concedida a Benjamín
Forcano y Manuel García Guerra, las causas que habían impulsado su vida.
http://www.exodo.org/pedro-casaldaliga/
Optamos por los pobres, por la causa de los pobres,
por ponernos a su lado y contra su pobreza y su marginación, una opción que
también se haga por los ricos deberá ponerse al lado de sus personas pero
contra su lucro y privilegios. Si no es así volvemos a lo de siempre: Todos
hermanos en Adán y en Dios, pero cada uno en su lugar social, unos pasándolo
muy bien y otro pasándolo muy mal.
Si Cristo es la riqueza de los pobres,
¿por qué no es la pobreza de los ricos
para ser la hermandad de todos?
Y entre todos, los indios, la causa indígena, los
hermanos primeros, maestros inevitables de nuestra harta ciencia fracasada,
profetas esperados de nuestra suficiencia sin salida, profetas del retorno a la
Tierra, al Sol, a la Luna, al Viento huracanado, heraldos primigenios del
Evangelio de los Pobres.
Y la causa negra. En el nombre de Dios supuestamente
blanco y colonizador, que naciones cristianas han adorado como si fuera el Dios
y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, millones de negros fueron sometidos,
durante siglos, a la esclavitud, a la desesperación y a la muerte. Pero, un día
surgieron… y la libertad imposible y la identidad prohibida florecieron.
Otra de las causas de mi vida es la causa de las
mujeres. Le escribí al papa: Querido Papa Juan Pablo II: No se puede negar que
la mujer continúa siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la legislación
canónica, en la liturgia, en los ministerios, en la estructura eclesiástica.
Para una fe y una comunidad de aquella Buena Noticia que ya no discrimina entre
“judío, griego, libre y esclavo, hombre y mujer”, esa discriminación de la
mujer en la Iglesia nunca podrá ser justificada. Tradiciones culturales
masculinizantes que no pueden anular la novedad del Evangelio, explicarán tal
vez el pasado; no pueden justificar el presente, ni menos todavía el futuro
inmediato…
Escribimos el credo macroecuménico y le llamamos a
Dios el Dios de todos los nombres, más allá de todos los nombres, y más acá de
los tiempos. El verdadero diálogo es hablar y escuchar. Es la causa del diálogo
interreligioso: A partir de mi identidad y del respeto de la identidad de los
demás.
Y todas esas causas ubicadas en un lugar concreto: el
Matto Grosso. Causas en-terradas, por así decirlo, y con aspiración universal.
Su
visión de iglesia se trasluce desde el momento de ser nombrado obispo en el
Matto Grosso, como momento de concientización personal y compromiso, con un
modo sencillo y pobre de ser autoridad, en el servicio pastoral. Entonces
escribía:
Tu MITRA
será un sombrero de paja; el sol y la luna;
la lluvia y el sereno;
el pisar de los pobres con quien caminas y el pisar
glorioso del Señor.
Tu BÁCULO
será la verdad del Evangelio y la
confianza del pueblo en ti.
Tu ANILLO
será la fidelidad a la Nueva Alianza del
Dios Liberador
y la fidelidad al pueblo de esta tierra.
Tu ESCUDO
la fuerza de la esperanza y la libertad de
los hijos de Dios.
Tus GUANTES
el servicio del amor.
Mantiene
esa perspectiva autocrítica en versos como estos:
Yo pecador y obispo me confieso
de haber llegado a Roma con un bordón agreste;
de sorprender el Viento entre las columnatas
y de ensayar la quena a las barbas del órgano;
de haber llegado a Asís, cercado de amapolas.
Yo, pecador y obispo, me confieso de soñar con la
Iglesia
vestida solamente de Evangelio y sandalias…
Algo tenemos, Roma, de romanos
todos los que heredamos / la leche del latín, la fe de
Pedro.
A pesar del Imperio, / detrás del Vaticano,
en la piedra y la sangre compartidas
todos tenemos mucho de romanos.
¡Este lujo, Señor, de pensar tu Evangelio,
cercados de jardines, y hacer la Eucaristía,
hartas siempre las mesas, y lanzar documentos,
sin lanzarnos nosotros, mientras la muerte sigue...!
En
varios de ellos la crítica fuerte se extiende a los Cardenales y Curias
romanas, y hasta al mismo papa:
Cardenales de Roma, hermanos todavía:
¿Qué somos si no somos Pascua viva?
¿Qué celebramos si no celebramos
toda la sangre en cada Misa?
¡Ay de las Curias sin romerías!
Deja la curia, Pedro, / desmantela el sinedrio y la
muralla,
ordena que se cambien / todas las filacterias impecables
por palabras de vida, temblorosas.
Vamos al Huerto de las bananeras,
revestidos de
noche, a todo riesgo,
que allí el Maestro / suda la sangre de los Pobres.
Mi
impactaron, además, algunos aspectos de su mirada más general sobre la vida. La
racionalidad integrada: de los pies y el corazón, el valor de la persona
humana, la naturaleza pacificada y pacificadora: sus garzas blancas.
Piensa también con los pies / sobre el camino cansado
por tantos pies caminantes.
Piensa también, sobre todo, / con el corazón abierto
a todos los corazones / que laten igual que el tuyo,
como hermanos, peregrinos, / heridos también de vida,
heridos quizá de muerte.
Piensa vital, conviviente / conflictivamente hermano,
tiernamente compañero....
De lejos, toda montaña es azul,
De cerca, toda persona es humana.
No consigo mirarlas / indiferentemente.
Me saben todavía / a detalle de Dios.
Capullos de blancura / dando entorno a las aguas.
Ánforas escogidas, / llenas de sol primero.
Algodones alados / que vendan mis poemas.
Lo
releí con frecuencia y tomé sus versos para mí, como flechas hirientes o como
brisa refrescante, según la vida me los daba.
Cercanos
a 1990, con la revolución sandinista en ciernes y la teología de la liberación
cuestionada desde el Vaticano, con dos documentos de Ratzinger (la “Sagrada
Congregación”) que la ponían en tela de juicio, se van dando diversos
movimientos de acercamientos y distanciamientos, reescrituras y matizaciones, a
la luz de las nuevas coyunturas latinoamericanas. A los textos más directamente
sociopolíticos y denunciadores de la teoría desarrollista en América Latina, los
teólogos latinoamericanos iban incorporando nuevos textos desde una nueva
espiritualidad emergente. Así surgieron los libros de Gustavo Gutiérrez,
Segundo Galilea y muchos otros, con esta perspectiva. Se resalta en ellos, el cristianismo
a dos manos, el del compromiso socio político y el camino espiritual. Pedro
CASALDÁLIGA, junto con José María VIGIL, publicó en 1992 una importante obra de
síntesis que recibí con entusiasmo: Espiritualidad
de la Liberación. La valoro como una obra que mucho ayudó a bien entender nuestros
procesos de fe del momento. Hoy se consigue en el enlace: http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga/obras/index.html
A
todas estas, fuimos teniendo noticas, de aquí y allá, de algunas participaciones
eclesiales de Pedro Casaldáliga en encuentros continentales, promoviendo las
organizaciones de comunidades de base y animando a los sacerdotes, religiosas y
religiosos, a mayores compromisos con el pueblo y una mayor coherencia con el
evangelio.
Estuvo
en Colombia en el II Encuentro Continental de la Asamblea Pueblo de Dios (1996)
y llegó a mis manos un soneto que escribió a los jóvenes religiosos de este
país:
No es que dejéis el corazón sin bodas
Habréis de amarlo, todo, todos, todas
discípulos de aquel que amó primero
Estuvo
en Venezuela y escribió sobre su ida al barrio de Petare, en visita a una
comunidad claretiana (a finales 1999). Desde allí animaba a la realización de
los Encuentros Nacionales de Comunidades de Base. Con su impulso, se pudo
concretar al año siguiente el I Encuentro Nacional de CEBs de Venezuela.
Entonces nos dejó este poema, con sabor a pueblo nuestro:
Escaleras de Petare bajo la niebla y el sol,
por donde bajan los pobres, por donde tropieza Dios,
por donde El me viene encima si le pongo corazón…
Subir la cuesta, la vida, bajar la desolación.
Bajar a por los derechos, subir detrás del amor.
Escaleras de Petare, esa escalera de Jacob
por donde suben y bajan los excluidos y Dios.
Unos
años después, con el desarrollo de nuevas perspectivas creyentes que se iban
abriendo en ecoteología y pluralismo religioso, escribió un artículo, de nuevo
con José María Vigil, Teología del
pluralismo religioso, en la revista Concilium
(2007). Junto a la reflexión sobre el tema, se abrieron nuevas prácticas y convocatorias
a encuentros continentales en los que participaron exponentes de las religiosas
ancestrales, indígenas y afrodescendientes, ecumenismo cristiano, entre otros….
Casaldáliga motivó y participó en varios de estos encuentros. Así entendió su
papel, llegado a una edad avanzada, de impulsor de otra iglesia y otro mundo
posibles. La Madre Tierra y el pluralismo religioso fueron sumando perspectivas
a sus Causas de Vida.
Contra
los vetos amenazantes, desde un modelo eclesial impulsado por Ratzinger, retomando
ciertas teologías de la unicidad de la salvación, Casaldáliga optó por motorizar,
sin un discurso directamente confrontador, otro modelo más plural y abierto de
ser iglesia, desde su presencia en encuentros y su ánimo para que la necesaria
libertad de reflexión no se coartara; conservando siempre la perspectiva de los
pobres y excluidos, tanto en los ámbitos nacionales como internacionales; sin abandonar
las causas que lo acompañaron durante su vida: la de los afrodescendientes, la
de los pueblos indígenas y sus prácticas y creencias ancestrales.
Las
noticias que nos llegaron los últimos años de su vida, se referían a la
convivencia con el Parkinson, su renuncia al obispado, algunas cartas escritas,
con la palabra serenada, densa, sostenida por toda su vida, y la confianza
final en Dios. No era sorpresa para él lo que le iba aconteciendo. Algunos
poemas lo vislumbraban.
Voy a pasar la vida
más o menos inútil, más o menos poeta.
No habré tenido un hijo…
Habré plantado / unos contados árboles
y habré escrito unos libros,
muchas cartas, / hojas hijos al viento.
-Procura que la Gracia y la Ternura
llenen de vino nuevo / tu ánfora de barro…
Yo me atengo a lo dicho: La justicia,
a pesar de la ley y la costumbre, a
pesar del dinero y la limosna.
La humildad, para ser yo, verdadero.
La libertad, para ser hombre. Y la
pobreza, para ser libre.
La fe, cristiana, para andar de noche,
y, sobre todo, para andar de día. Y,
en todo caso, hermanos, yo me
atengo a lo dicho: ¡la Esperanza!
Y llegaré de noche/con el gozoso espanto
de ver/por fin/que anduve/día tras día;
sobre la misma palma de Tu Mano.
Según
su deseo, los restos de Casaldáliga descansan, desde el día 12 de agosto de
2020, bajo un árbol de pequi, a la orilla del río Araguaia, en el cementerio de
los indios Karajá, creado en el lugar donde eran arrojados los cuerpos de campesinos
e indígenas que se resistían a la invasión de sus tierras. Representantes de la
etnia Xavante asistieron al entierro y colocaron una cruz de madera sobre su tumba.
La
gente que se sostiene en la vida luchando por causas de la humana dignidad puede
decir que muere de pie. Poco antes de anunciarse la muerte de Casaldáliga, estaba
leyendo al poeta palestino Mahmud Darwish. Coloco los dos textos en paralelo.
He hablado
de Pedro y hablo de nosotros. Aquí estamos, en este camino, sobre cuyas piedras
encontramos las preguntas que Casaldáliga hiciera
«Por aquí ya no hay camino».
¿Hasta dónde no lo habrá?
Si no tenemos su vino
¿la chicha no servirá?
¿Por dónde iréis hasta el cielo
si por la tierra no vais?
¿Para quién vais al Carmelo,
si subís y no bajáis?
Si cedéis ante el Imperio
la Esperanza y la Verdad
¿quién proclamará el misterio
de la entera Libertad?
Si el Señor es Pan y Vino
y el Camino por do andáis,
si al andar se hace camino
¿qué caminos esperáis?
Con
la referencia a Antonio Machado sobre el camino, y Juan de La Cruz, sobre el
ascenso espiritual, en despojo y libertad, me permito dejar abierto el texto a
la vida que viene.
Tomás
Martínez Sancho